El Gobierno Federal, de historia ha sido un mal empresario. Con afán socialistoide, en varias ocasiones en los últimos 50 años ha transitado como empresario y aún lo sigue haciendo y pretende seguir haciendo.
La trayectoria de las empresas estatales en el México del siglo XX ha seguido un curso que cubre tres fases: origen, relativamente lenta y prolongada desde el porfiriato cuando inicia Ferrocarriles Nacionales de México, más tarde con el Cardenismo con Petróleos Mexicanos, con Miguel Alemán Valdez se detona el crecimiento turístico del puerto de Acapulco, crea quizá el primer consorcio industrial en México con el Complejo Industrial Sahagún compuesto por las empresas DINA, CONCARRIL y SIDENA.
Sigue la Expansión, con López Mateos consolidando a la Comisión Federal de Electricidad y la creación de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (CONASUPO), que fuera durante muchos años una de las cajas chicas de la presidencia.
Con LEA se creó la Siderúrgica Lázaro Cárdenas, dio forma al Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, el INFONAVIT, el Instituto Mexicano de Comercio Exterior que pretendiera insertar en la globalización a nuestro país, crea LICONSA subsidiaria de la CONASUPO, inicia el desarrollo turístico más importante de nuestro país CAN CUN el que queda afortunadamente en manos de inversionistas privados quienes le dieron la estructura que hoy presenta.
Durante el Gobierno de Miguel de la Madrid se da la decadencia, tras sufrir las consecuencias de una política económica desastrosa impuesta por el presidente López Portillo al nacionalizar a la Banca, a Miguel le tocó bailar con la más fea y llego la debacle.
La caída fue abrupta: el proceso de privatización que arrancó con la crisis de la deuda en 1982 llevó a remate un número creciente de varias empresas: para el año 1986 de un gran total de 1,155 solamente existían 737, bajando a 280 para 1990 y a 213 en 1993. A fines de 1996, el número se había reducido a 185, de las cuales 72 eran organismos descentralizados, 91 empresas de participación estatal mayoritaria y 22 fideicomisos públicos. En la actualidad la mayoría de las empresas y los organismos han desaparecido, así como los fideicomisos.
Nunca ha existido una clara racionalidad en la conformación de las nuevas empresas, pero el crecimiento ha sido intermitente, en el sector paraestatal se crearon mecanismos cada vez más complejos y burocráticos para intentar supervisar y regularlo. Hasta el momento no ha resultado funcional, situación que empeora gravemente como consecuencia del fuerte endeudamiento externo de las principales empresas estatales, PEMEX y CFE al seguir siendo subsidiadas y agrandándolas con Dos Bocas y Deer Park en USA, en el caso de la petrolera y, en la eléctrica, al cancelar la producción de energía eólica y la de origen solar.
De manera contradictoria, ya que desde el inicio de su gobierno promovió y desarrolla la construcción de una refinería para Petróleos Mexicanos, y convertir esa inversión en votos para su partido político MORENA, AMLO ya avisó que son unos 800 millones de euros los que invertirá BMW en México para la construcción de una planta armadora de autos enchufables, incongruencia en fabricar vehículos “cero emisiones” con electricidad producida quemando combustibles fósiles obviamente por PEMEX en Dos Bocas y sus vetustas hermanas en México y en USA.
Durante cuatro décadas el Gobierno Federal ha jugado al Banquero, Nacional Financiera, BANRURAL, Banca SOMEX, Nacional Hipotecaria, BANJERCITO, BANOBRAS, todas las instituciones siempre han operado con números rojos y han recibido el subsidio correspondiente, la banca de desarrollo que tanto apoyaba a los gobiernos locales, ha tenido una nula operación al carecer de capital para financiamiento, habitualmente se fondeaba en el extranjero a tasas realmente impalpables, lo que permitía tener créditos blandos que siendo bien usados y aplicados fueron motivo de desarrollo regional. El abuso que gobiernos como los de Coahuila motivaron la restricción financiera que se padece en la actualidad.
Recientemente Andrés Manuel viviendo en el pasado quiere revivir, como a Lázaro, a la Compañía Mexicana de Aviación, de hecho, ya liquidó uno de los adeudos como de 800 millones de pesos, vaya nacionalismo que exhibe diciéndole “Mexicana levántate y vuela”
Con todas las malas experiencias se demuestran los límites y alcances de la pésima administración empresarial e industrial de Estado. No voy a entrar en detalle teórico de lo sucedido y que tuvo orígenes diversos, el caso es que vivimos en esa época la más cruel economía derivada de haber asumido una postura intermedia entre doctrinas o actitudes diversas que caracterizó a la política económica seguida por México de 1970 a 1982. Se trató de una combinación más bien espontánea y no planeada de la teoría de Keynes, del estructuralismo, del proteccionismo, diversas versiones del marxismo y algo de teoría de la dependencia. Algo que hoy la 4T pretende imponer radicalmente en nuestro país con lo ecléctico y lo dialéctico tratando conciliar los extremos de las posiciones, no coincidentes, que buscan el bien del país y que ambas, tienen sus propias razones. En resumen, con teorías socialistas el gobierno pretende una acción meta gubernamental para el control general del país desde un solo poder.
Diría el empresario e industrial petrolero de Macuspana: Nosotros no somos iguales.
¡Amigos la semana tiene siete días y gracias a Dios es viernes!