De acuerdo a los datos expuestos por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, las personas que más delinquen en México, se ubican en un rango de edad entre los 26 a los 35 años. No obstante, en la última década el fenómeno delictivo de los jóvenes está evolucionando, debido a que los datos apuntan que cada día los jóvenes menores de dieciocho años están involucrados en la comisión de diversos ilícitos, entre los que se encuentran aquellos catalogados de alto impacto, como son el homicidio, el secuestro, la extorsión, los delitos contra la salud y la delincuencia organizada.
Sin embargo, a pesar de que las afectaciones a las víctimas son las mismas, las penas a que acceden los adolescentes infractores, son menores con relación a las que se imponen a los adultos. Esto es así ya que, la Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes establece que los niños de hasta 12 años de edad que cometan delitos, quedaran exentos de responsabilidad penal, por más grave que sea la conducta delictiva.
Asimismo, la ley refiere que en ningún caso podrá privarse de la libertad a la persona que al momento del hecho tuviere entre doce y catorce años. Es decir, las personas de esta edad únicamente pueden ser sancionadas con amonestación, apercibimiento, servicios a favor de la comunidad, libertad asistida, entre otros. Pero no así una privación de su libertad.
De igual modo, la duración de las sanciones, entre ellas la privativa de la libertad, que se podrán imponer a la persona entre catorce y menos de dieciséis años, será de tres años. Y por cuanto a los adolescentes que tuvieren entre dieciséis y menos de dieciocho años será de cinco años. Cabe recalcar que el internamiento, es una medida excepcional y que la duración máxima podrá ser de hasta cinco años en los casos de homicidio calificado, violación tumultuaria, secuestro, trata de personas y delincuencia organizada.
A pesar de la gravedad de los actos, el propósito de la ley no tiene como intención principal el castigo, sino que se centra en que los adolescentes infractores deben alcanzar una reintegración en los ámbitos familiar, escolar, laboral y comunitario, que les permita adquirir las competencias necesarias para evitar la reincidencia e idealizar una función constructiva en la sociedad. Pasándose por alto que, estas acciones no deberían de realizarse hasta después de cometido un delito. Pues como lo refiere el Alemán Andreas Hein, los factores que influyen en la delincuencia juvenil derivan de una falta de atención, cultura, educación, y por vivir en un ambiente de violencia. Por dicha razón, para poder prevenir eficazmente la delincuencia en adolescentes, es necesario que los padres de familia respeten y cultiven la personalidad de sus hijos desde el nacimiento, ya que recordemos que la personalidad y los principios se adquieren en casa y desde la niñez, por lo que, tratar de imponer un modelo disciplinario hasta la adolescencia es una tarea que se ejecuta demasiado tarde.
Dada la incidencia y gravedad de los delitos que cometen los menores de 18 años, parece oportuno revisar las penas contempladas en la referida Ley nacional y la correspondiente para el tratamiento de los menores infractores.
