Las conferencias de prensa mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyo escenario es el majestuoso Salón Tesorería del Palacio Nacional, llevan un buen rato convertidas en circo o carpa y horrendo vodevil. No son un ejercicio de transparencia, ni de rendición de cuentas, sino el instrumento propagandístico del macuspano para almorzarse a sus críticos y burlarse de ellos, como lo hizo este martes y ayer miércoles refiriéndose a la cantidad de prospectos de las “oposiciones” al cargo que hoy ostenta.
Cuando busca evadir asuntos delicados que lo hagan trastabillar, López Obrador siempre se saca de la manga temas carentes de seriedad, convirtiendo a las conferencias de prensa en una farsa teatral. Sin embargo, son tácticas distractoras para disminuir los cuestionamientos y conducir el discurso hacia otros lados, sin comprometerse. Fue así como este martes, ante las preguntas incisivas de ciertos reporteros sobre el libro de la periodista Elena Chávez, titulado El Rey del Cash, López Obrador salió por peteneras y habló de las “corcholatas” de Morena a la Presidencia de la República, que ya no son tres, sino cinco.
A los nombres de Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López sumó los de Ricardo Monreal, jefe de la bancada morenista en el Senado, y del loco Gerardo Fernández Noroña, diputado federal del partido guinda. La anexión de Monreal fue bien recibida, pero la de Fernández Noroña no, ni fue tomada en serio por nadie, pues se trata de un personaje cuyo estilo personal de hacer política es bajo y ruin, amén de que su personalidad proyecta ausencia de pulcritud. Desde mi particular punto de vista, la sumatoria de Ricardo Monreal también rayó en la burla, que horas más tarde, en el Senado de la República, colocó al zacatecano en donde AMLO lo quería situar: sobre el mismo montaje de vodevil. Pobre Monreal. No le agarró la onda al “compañero presidente”.
Y López Obrador también se refirió dos días consecutivos a los aspirantes presidenciales de las “oposiciones”, indicando que tiene una lista con 38 nombres. Esa cifra subió a 40 este miércoles. Obviamente, López Obrador se burló así de la pléyade de mujeres y hombres mencionados hasta ahora por los medios de comunicación y las redes sociales. Con una actitud por demás soberbia, sobajó así la posible rentabilidad electoral de todos sus adversarios y la calidad competitiva que pudiesen demostrar en las elecciones presidenciales de 2024. La mofa fue evidente hacia la trompicada “unificación” de los partidos opositores a Morena, que siguen inmersos en un berenjenal sin ponerse de acuerdo en nada.
Sin embargo, tales burlas no son nuevas, pues López Obrador lleva meses asumiendo la misma actitud que, desde mi particular punto de vista, impacta en el imaginario colectivo de manera favorable para el presidente. El pueblo, tantas veces aludido por el macuspano, ahora capta de inmediato sus alusiones contra los adversarios de la 4T. Solo falta que insista en el discurso electorero de que los partidos ajenos a Morena buscarán cancelar los programas operados por la Secretaría del Bienestar, que sirven para sostener la clientela electoral del presidente y de Morena rumbo a los comicios del 2 de junio de 2024.
Las carpas mexicanas fueron un tipo de teatro ambulante muy popular en México a comienzos del siglo XX, hasta su desaparición a finales de la década de los sesenta. La vulgaridad en que incurrieron motivó que el respetable público dejara de frecuentarlas.
El término “carpa” alude a un tipo de espacio teatral, pero también al género de teatro popular, muy socorrido por la gente en ciertas colonias de zonas urbanas entre los años de 1930 y 1950. Yo recuerdo, por los albores de los sesenta, al gritón de la carpa que dos o tres veces por año se colocaba en la calle Pirámide de la colonia El Vergel. Antes de su decadencia, esa carpa, al igual que muchas otras, presentaba principalmente a cómicos, bailarinas y cantantes; en ocasiones algún mago o prestidigitador y también a malabaristas y los infaltables ventrílocuos. Pero los excesos y constantes majaderías ocasionaron que las mamás de la colonia nos impidieran a los chamacos acercarnos siquiera. Las conferencias de prensa mañaneras se convirtieron en eso: en vodevil o carpa, como guste usted llamarles, teniendo como principal protagonista a un remedo de histrión*.
- Actor del antiguo teatro grecolatino que representaba su papel disfrazado; actor de teatro, en especial cuando interpreta a su personaje exagerando sus reacciones y sentimientos.