Los días densamente nublados y los torrenciales aguaceros invitan a quedarse en casa. Sin embargo, quienes estamos acostumbrados al “home office” desde hace años (nosotros ya vamos para un sexenio en redes sociales e internet) conocemos infinidad de plataformas digitales para disfrutar películas y series. Así las cosas, acabo de ver las tres temporadas de “Narcos México”, a través de Netflix. Es una buena producción, que me llamó la atención en algunos episodios.
Se trata de la frecuente mención de “La Federación”, creada en los años ochenta bajo los auspicios y liderazgo de Miguel Ángel Félix Gallardo, también conocido como “El Jefe de Jefes” (se supone que la canción de “Los Tigres del Norte” se la dedicaron a él). Actualmente está preso en la cárcel federal de Puente Grande, Jalisco. De hecho, fue fundador del cártel de Guadalajara y se le atribuyó la autoría del asesinato del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena Salazar en 1985. Por lo mismo también se encuentran encarcelados otros ex capos del narcotráfico, en tanto políticos encumbrados que hicieron la vista gorda por aquellos hechos, o ya murieron, o viven a toda madre gracias al dinero mal habido, o se encuentran activos.
Tocante al estado de Morelos, durante la vigencia de “La Federación” hubo varios periodos gubernamentales donde los gobernadores en turno contribuyeron a gestar y consolidar el anidamiento del crimen organizado en varias de sus vertientes, entre ellas el narcotráfico.
Por razones de tiempo no me voy a extender con los antecedentes históricos, pero he de comentarles a ustedes que el escenario de economía criminal proveniente de la década de los setenta, se consolidó en Morelos durante los ochenta y prevaleció con gran libertad durante los sexenios de Sergio Estrada Cajigal y Marco Adame Castillo, es decir, la era panista de 2000 a 2012. Los escenarios fueron adaptándose a los cambios marcados por los cárteles, desde la regionalización del mercado nacional, así como a la adecuación de sus canales de distribución de drogas hacia los Estados Unidos.
La mayoría de capos personificados en la serie de Netflix por conocidos actores y/o actrices, residieron en Morelos sin ser molestados por las autoridades de los tres niveles de gobierno. En Netflix se indica que, a los personajes, o les cambiaron el nombre, o los hechos fueron modificados, pero apegándose a lo que realmente ocurrió.
Por ejemplo, en la serie televisiva se proyecta la aprehensión de Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, en 1993, en Guatemala. Fue ingresado al mismo penal de Puente Grande, Jalisco, de donde se escapó en el año 2000. En aquella época “La Federación” estaba resquebrajada, con frecuentes ejecuciones entre miembros de grupos rivales del narcotráfico. En 2001, a escasos meses de iniciado el sexenio estradista y bajo la promoción de “El Chapo” Guzmán, se pretendió el resurgimiento de “La Federación”, misma que con Miguel Ángel Félix Gallardo al frente, llegó a ser la más grande organización criminal de México, comparable con cualquiera de las mafias italianas, las triadas chinas y, se decía, incluso superior a la mafia rusa.
Para buscar la pacificación a través de “La Federación” y teniendo como escenario el hotel “Rosales”, situado al sur de Cuernavaca, se efectuó una cumbre de capos, entre quienes estuvieron, además de “El Chapo” Guzmán, Arturo Beltrán Leyva, alias “El Barbas”, abatido por la Secretaría de Marina en Cuernavaca el 16 de diciembre de 2009; Ignacio “Nacho” Coronel Villarreal, muerto en Zapopan, Jalisco, el 29 de julio de 2010, en un enfrentamiento con militares; Juan José Esparragoza, alias “El Azul”, quien vivió en Cuernavaca y el que aparece en la serie de Netflix como principal lugarteniente de Félix Gallardo (existe la leyenda de que sigue prófugo y/o que murió de un paro cardíaco); e Ismael “El Mayo” Zambada, poderoso jefe del cártel de Sinaloa, aún evadido de la justicia.
Por cierto, Arturo Beltrán Leyva, a mediados de 2007, negoció en Cuernavaca con Heriberto Lazcano, jefe de “Los Zetas” (brazo armado del cártel del Golfo), la repartición de diversas plazas en la República Mexicana, sin enterar de ello a los miembros de “La Federación”, lo cual significó su ruptura con “El Chapo” Guzmán. Beltrán Leyva se enraizó en Morelos, como ya se indicó líneas atrás, gracias a otra red de complicidades, tal como lo estuvieron varios de los capos que otrora controlaron la plaza morelense.
La historia del narco en Morelos me remonta hasta el sexenio de Felipe Rivera Crespo (1970-1976). El flagelo no es nada nuevo, como tampoco lo es a nivel nacional. Simplemente basta con echarle un repaso a los antecedentes del cártel de Sinaloa, hasta llegar al año de 1911, cuando un chino de nombre Lai Chang Wong se enraizó y comenzó el cultivo de la hermosa flor de amapola para la elaboración de opio. Y si nos vamos muchos siglos atrás en la historia humana, llegamos hasta el relato bíblico de la “borrachera” de Noé, quien, a causa de la embriaguez, se desnudó sin advertir que lo hacía frente a sus hijas. Existen leyendas en el sentido de que, en realidad, Noé estuvo bajo los influjos de una droga derivada del ajenjo. Etcétera, etcétera y más etcétera.
Esta historia continuará. Quién sabe con qué porquerías de por medio.
