DESPOJO POLÍTICO

Por Irradia Noticias

Rumbo al proceso electoral del 2024, lo que suceda al interior de Morena, desde cualquier punto de vista, resultará en consecuencias significativas. Morenistas y neomorenistas están tan enfrascados en la lucha interna por el poder que pierden de vista el riesgo al que están llevando al partido fundado por Andrés Manuel López Obrador.

Nada mejor para los opositores al gobierno de Cuauhtémoc Blanco, que pudieran ser candidatos a la gubernatura, que el triunfo del poder del dinero y los acuerdos cupulares, por encima de la militancia fundacional y la izquierda histórica. Porque ganar el control de cualquier partido y las postulaciones de candidatos, de esa manera, ha terminado en derrotas electorales, como las de Vieyra, del PAN, Gayosso, del PRD, y Argüelles, del PES.

Los morenistas todavía tienen una vela encendida en los tribunales para revertir la unción de Ulises Bravo Molina, como presidente de su partido. Para Bravo Molina, legalmente, la única posibilidad de conservar su puesto como nuevo dirigente es que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación argumente la inaplicabilidad de la cláusula por la que, de acuerdo con la convocatoria para la renovación del Consejo Político, no debió haber sido aceptada su candidatura. Sí su afiliación, pero no su postulación a consejero, debido a que fue candidato a un puesto de elección popular por un partido que no formó parte de la coalición con Morena en la elección inmediata anterior.

Pero ya sabemos cómo funcionan las cosas en Morena. Ni la vuelta a sus orígenes de movimiento social, tomando el partido y marchando a la Ciudad de México, podrá echar para atrás la entrega de Morena a los neomorenistas, si AMLO ya lo decidió y lo acordó así con Cuauhtémoc Blanco y su hermano Ulises.

Si las cosas siguieran en ese sentido, las posibilidades de que una alianza opositora gane la gubernatura en el 2024 se amplían, pues contaría no sólo con los partidos que la integren, sino también con los morenistas inconformes con Cuauhtémoc y Ulises y defraudados por sus propios líderes partidarios, que no tuvieron la capacidad suficiente para hacer valer lo que tanto pregonaron: Morelos para los morelenses.

Los augurios de derrota por anticipado suenan ya en los corrillos: ya perdimos la gubernatura, expresaron algunos luego de la toma de protesta de la nueva dirigencia morenista. Nada más que se les olvidó agregar, que ya perdieron por segunda ocasión, pues 2018 fue la primera. Los pragmáticos administradores de la derrota, como siempre, buscarán la forma de sacar provecho. Entre ellos, los aliados de la cuarta trasformación, como el PT y el Verde, en busca de su supervivencia y alguno que otro cargo, cual plato de lentejas, pero de eso hablaremos en otro momento.

Y para iniciados

Nada nuevo bajo el sol si se consuma el despojo político a Morena. Cuauhtémoc Blanco Bravo llegó a Morelos evadiendo los requisitos legales que debieron haberle impedido ser candidato a presidente municipal de Cuernavaca. Ahora su hermano, Ulises Bravo Molina, llegaría burlando una disposición partidaria, que también debería haberle impedido ser consejero. Lo que comenzó como una estrategia, que parecía broma, de traer como candidato a un ex ídolo del fútbol, llegó ya a niveles que nunca imaginaron los hermanos Yáñez y que los priistas y perredistas, en el 2015, tuvieron miedo de denunciar. Sin embargo, el río sigue revuelto. Habrá que esperar la resolución de los tribunales, para seguir escribiendo la historia de la derrota de los ideales de la izquierda en Morelos.

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