SIEMPRE SÍ: PFIZER A NIÑOS

Por Irradia Noticias

Durante la conferencia de prensa mañanera de este martes 14 de junio del año en curso (es importante recordar la fecha, pero más adelante le explico), ante el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, el nunca bien ponderado Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Promoción y Prevención de la Salud de la secretaría del ramo, anunció que el jueves de la presente semana se abrirá el registro de niños de cinco a 11 años para ser vacunados contra el coronavirus SARS-Cov-2 (Covid-19). Les será aplicada la vacuna Pfizer.

Surge entonces la inevitable pregunta: ¿Por qué demonios se postergó la decisión de inmunizar a esos infantes, sin comorbilidades? Aquí debo señalar que el año pasado (me parece que en septiembre), el nieto de un magnífico abuelo llegó como siempre a saludarlo, besarlo, lo cargó, jugó con él, comieron juntos, en compañía de los padres del menor, quien no presentaba síntomas de estar contagiado de Covid-19. El abuelito, a pesar de estar vacunado, inclusive con el primer refuerzo, enfermó, fue hospitalizado e intubado y finalmente sucumbió ante la terrible enfermedad. Obvio: los papás del menor también resultaron contagiados. ¿Qué edad tenía entonces el nieto? Entre cinco y ocho años.

El 29 de diciembre de 2021, el flamante subsecretario López-Gatell Ramírez, una vez más, reiteró que no había justificación de salud pública para vacunar contra Covid-19 a niños sin comorbilidades. Afirmó que era “bajísima” la probabilidad que tienen los menores de morir por Covid-19 y que la vacunación no modifica sustancialmente un riesgo de “por sí bajo”. Y agregó en sus redes sociales: “Son improbables las complicaciones y muertes por Covid-19 en menores sin comorbilidades”.

Así las cosas, este martes 14 de junio de 2022 se confirmó la ineptitud de Hugo López-Gatell Ramírez, pero también la de su superior inmediato, el médico Jorge Alcocer Varela, titular de la Secretaría de Salud, cuando ¡al fin! Informaron sobre la vacunación a niños de cinco a 11 años, para lo cual el jueves de la semana en curso se iniciará el registro, a fin de que a ese segmento de mexicanos les sea aplicada la vacuna Pfizer. Ambos han resultado un auténtico fracaso como “líderes” del combate al Covid-19 y del programa nacional de vacunación. Lo han demostrado de múltiples maneras, no solo en lo correspondiente a la inmunización de menores de edad.

Al médico Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud a nivel federal, se le han dedicado miles de análisis periodísticos y notas de diferente índole, pero la mayoría criticando su desempeño como “líder” de la estrategia contra el SARS-CoV-2, aparecido en algunos países del mundo a finales de 2019 y en otros al comienzo de 2020, tal como ocurrió en el nuestro, hasta convertirse en pandemia. Dicho personaje, sin embargo, venía antecedido de pésimos resultados entre 2008 y 2009 al frente de las estrategias de la Secretaría de Salud contra la epidemia de influenza H1N1. Cualquiera sabe que fue cesado por órdenes directas del entonces presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa. 

Y es que han sido múltiples los dislates cometidos por el subsecretario de marras, quien, para colmo de su desprestigio, se contagió de Covid-19 tras subestimar la utilización del cubrebocas y demás medidas sanitarias. El presidente Andrés Manuel López Obrador siguió ese ejemplo: no usar cubrebocas, y también terminó contagiándose. Gracias a la magnífica atención médica y el adecuado manejo con fármacos de avanzada, algunos de ellos aún inaccesibles para el grueso de la población mexicana, López Obrador salvó la vida, no sin haber estado confinado en su departamento del Palacio Nacional.

¿Cómo no recordar el 11 de febrero de 2020? Ese día, López-Gatell aseguró que la Covid-19 era una enfermedad respiratoria “de baja gravedad, incluso más leve que la influenza”; además, dijo, la proporción de muertes sería semejante o menor a las causadas por dicho padecimiento. Un año después reculó y reconoció que el Covid-19 es una enfermedad infecciosa “que puede causar una muerte tormentosa”. Y añadió: “Identifiquemos que la epidemia no se ha acabado, que la epidemia es perfectamente real, que la epidemia es una enfermedad infecciosa que puede causar la muerte, y es una muerte desafortunadamente tormentosa”. Y de la misma forma (cometiendo dislates) advirtió que no solo habría una cuarta, sino hasta la quinta o más olas de Covid-19. Por ahora, los mexicanos ya entramos a la quinta ola.

Lo mejor que podemos hacer, gentiles lectores y amigos del auditorio, es vacunarnos (con las vacunas disponibles), cuidarnos, no dejar de usar cubrebocas inclusive en lugares abiertos y con alta densidad de personas; mantener la aplicación de gel antibacterial, el lavado frecuentes de manos con agua y jabón y, a pesar de los pesares, continuar el distanciamiento entre personas. Debemos evitar las aglomeraciones, fundamentalmente en espacios cerrados, y, lo principal, no seguir el ejemplo del presidente o del subsecretario López-Gatell. De todo lo que digan sobre los contagios, se les debe creer un tres o cinco por ciento.

Tocante a Huguito, en el futuro será importante recordar fechas y todo tipo de antecedentes, pues hay quienes advierten que pudiera inclusive ser objeto de procesos penales debido a su responsabilidad en la muerte de casi medio millón de mexicanos a causa del nuevo coronavirus. A ver.

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