Hace apenas unas semanas me referí a la “moda de los juicios políticos”, tan socorrida por ciertos grupos de presión en diversas épocas históricas morelenses, cuando saltaron a la palestra pública pretendiendo “tumbar” a los gobernadores en turno, con resultados fallidos.
Y a estas alturas de la gestión encabezada por el gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo, en el Congreso local existe la creencia de que, ahora sí, cuajarán dos solicitudes de juicios de procedencia en contra del titular del Poder Ejecutivo, al que durante los pasados tres años y ocho meses se ha buscado desestabilizar con el objetivo de colocar a determinados personeros, en su mayoría considerados auténticos “cartuchos quemados”. Siempre se han sentido “más chingones” para conducir el destino de los ciudadanos de esta entidad federativa. El colmo es que se trata de los protagonistas de siempre.
En este marco de circunstancias se inserta la trompicada llegada de Roberto Yáñez Moreno para sustituir en el Congreso morelense a su finado tío Juan José Yáñez Vázquez, fallecido el pasado 17 de abril. Aunque llegó a su curul por la vía plurinominal a través del Partido Morelos Progresa (hoy sin registro en el Impepac), a escasas semanas de haber tomado posesión (el 1 de septiembre de 2021), don Juan José mutó y se pasó al grupo parlamentario del PRI bajo las órdenes de Eliasib Polanco Saldívar y Jonathan Márquez (este último dirigente estatal del Revolucionario Institucional).
Y ahora corresponde el turno a Roberto Yáñez Moreno: someterse a los designios de Eliasib Polanco, quien, en determinados círculos políticos tricolores, ha externado la pretensión de sustituir a Cuauhtémoc Blanco Bravo, antes o después de 2024. Lo anterior es comprensible: el PRI carece de cuadros debidamente estructurados y cualquiera puede ser su candidato gubernamental hacia 2024. Inclusive el mismísimo Eliasib quien, junto con la bancada panista del Congreso, va con todo en contra del gobernador Blanco Bravo. Y ahí aparece Roberto Yáñez Moreno, ansioso de poder, recursos y venganza en contra del titular del Poder Ejecutivo, otrora su gran amigo, a quien trajo a Morelos en diciembre de 2014 junto con su hermano Julio.
Por todo lo antes descrito le urge a Francisco Erick Sánchez Zavala, presidente de la Mesa Directiva e integrante de la bancada del PAN, reactivar el trabajo de la Junta Política y de Gobierno, cuya presidenta sigue siendo Paola Cruz Torres, a pesar de que tanto Sánchez Zavala, como sus huestes, la “destituyeron” junto con los y las responsables de varias comisiones legislativas, mismas que les fueron birladas. Atención: ahí, en el recinto parlamentario de Amatitlán, está presente la “mano que mece la cuna”: la de Víctor Manuel Saucedo Perdomo, secretario de Servicios Parlamentarios del Congreso, experto en desestabilizar a gobernadores, lo cual demostró durante el sexenio de Sergio Estrada Cajigal Ramírez (2000-2006). El juicio político de 2004 contra Estrada Cajigal fue impulsado por reconocidos priístas, entre ellos Saucedo Perdomo quien, años antes, en 1998, contribuyó a la defenestración de Jorge Carrillo Olea.
Desde 1998 hasta el día de hoy, los morelenses hemos visto la misma película: “La Moda de los Juicios Políticos”. Carrillo Olea, Estrada Cajigal, Marco Adame, Graco Ramírez y ahora Cuauhtémoc Blanco, se enfrentaron al Congreso local en turno y a las solicitudes de juicios de procedencia. Para darle cauce a las más recientes, debe funcionar la Junta Política, donde deberán aprobarse y/o desecharse. Mientras tanto, los procedimientos están frenados.
Gerardo Becerra Chávez de Ita, así como Enrique Paredes Sotelo, ex abogado del sobrino del narcotraficante Rafael Caro Quintero (¿recuerdan el caso del Mercedes Benz negro hace algunos años), pretenden que el Congreso local, vía denuncia de la Fiscalía Especializada Contra la Corrupción, le instaure dos juicios de procedencia a Cuauhtémoc Blanco, bajo diversas acusaciones. Pero, como ya lo comenté líneas atrás, hemos visto la película muchas veces y solo los comunicadores novatos se van con la finta, aunque en el ínterin aparecieron ya diputados locales oportunistas y protagónicos, cuyo principal objetivo ha sido, hasta ahora, ganar reflectores, propaganda gratuita y raja preelectoral.