Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón, mucho mejor conocido como “El Bronco”, nacido en 1957 en el Ejido Pablillo, del municipio de Galeana, exgobernador de Nuevo León, quien ganó reflectores nacionales por su polémica propuesta de cortar las manos a los ladrones en un debate entre los candidatos a la presidencia de la República, en el 2018, pasó la noche como huésped distinguido en el penal de Apodaca, mismo que fue construido durante su administración. Es acusado por desvío de recursos, pero será objeto de más imputaciones en los próximos días.
La era Bronco, del candidato independiente, del recio norteño que se rebeló contra el sistema y que en su momento tuvo una amplia popularidad y ganó las elecciones con el 48.8% de los votos, para convertirse en el 2015 en el primer gobernador independiente, es decir, sin ser postulado por un partido político, sino a través de la recolección de firmas de apoyo entre los electores, terminó en fiasco. Aunque falta el proceso judicial y la sentencia, su carrera política ya quedó marcada y terminada.
Contrario a lo que se imagina buena parte de la gente que desconoce la historia personal y la trayectoria política de El Bronco, muy lejos de ser un político apartidista, fue miembro del Partido Revolucionario Institucional de 1980 a 2014, año en el que renunció para buscar la candidatura independiente al gobierno neolonés. Fue diputado local en 1991, diputado federal en 1997 y presidente municipal de García de 2009 al 2012. Sin embargo, comenzó su carrera política cuando dirigió un movimiento estudiantil contra el aumento a los costos del transporte público y se convirtió en aprendiz del entonces gobernador, Alfonso Martínez Domínguez.
Apenas cuatro días después de haber iniciado su mandato como presidente municipal de García, su secretario de seguridad pública, Juan Arturo Esparza García, junto con los escoltas que lo custodiaban, fueron asesinados a balazos. En el 2011 sufrió dos atentados de los que salió ileso. En el primero estaban involucrados cinco sicarios. Tres de ellos fallecieron en el lugar de los hechos y otros dos resultaron heridos y aprehendidos. En el segundo, fueron 40 sicarios los que atacaron el automóvil en el que viajaba El Bronco. Ya se imagina usted el alboroto, el escándalo y la fama que cobró el entonces priista.
El Bronco consideraba que no obtendría la candidatura a gobernador por el PRI y mucho menos por sus rivales históricos del PAN, así que optó por la candidatura independiente. Resulta muy llamativo que por la recolección de firmas de apoyo logró la candidatura a gobernador y ahora por la recolección de firmas para lograr la candidatura a presidente de la República está disposición de un juez de control, que en breve determinará si queda vinculado a un proceso penal. Se le acusa de haber desviado recursos públicos para obtener las que se conocen como broncofirmas. Y lo más probable es que se presenten más acusaciones penales en su contra, por peculado, enriquecimiento ilícito y abuso en el ejercicio de sus funciones, por lo menos.
Vaya bronca en la que está metido El Bronco.
Y para iniciados
A diferencia de otros nombramientos recientes en la administración pública de Cuernavaca, que dejan mucho que desear, ayer rindió protesta el abogado Jaime Castera Toscano, muy profesional y buen amigo de hace ya bastantes años, a quien envío mis mejores deseos y la certeza de que hará un excelente papel como director de Política Municipal.
En otro asunto, estoy recabando más información para tratar el tema el día de mañana. Pero, por lo pronto, el escándalo de la utilización de recursos públicos para una de las campañas a ayudante municipal de Cuernavaca, puesto a la luz pública por nuestra compañera Martha Cerón, quien pudo tomar gráficas del automóvil que se presume es el que utiliza el alcalde capitalino, más que servir de comidilla debería ser llevado a tribunales, para que se esclarezca del todo. Miren que querer tapar la evidencia con una playera de la candidata, da entre risa y coraje. ¿Acaso creen que somos estúpidos?
La información es PODER!!!