PROPAGANDA NEGRA

Por Irradia Noticias

La mayoría de cursos y diplomados sobre análisis político incluyen módulos referentes a los distintos tipos de propaganda. 

A continuación, haré un apretado resumen con respecto a cuatro tipos de propaganda, comenzando con la blanca, cuya intención es clara y se sabe quién la origina. 

La gris es de dudosa procedencia, se conoce su intención, pero no la procedencia de la misma. 

Tocante a la propaganda negra, no se sabe quién la origina. 

Y la propaganda de desprestigio está dirigida a desacreditar a un grupo, un partido y personas determinadas. Se lleva a cabo utilizando asuntos reales o ficticios mediante tergiversaciones de hechos o expresiones reales realizados por el oponente. Durante el proceso suelen utilizarse sátiras, mofas, calumnias y distorsiones de los hechos para lograr cambiar la opinión pública sobre una persona, una cuestión, tendencia política o social determinada.

Hoy quiero acentuar lo concerniente a la propaganda negra y de desprestigio. Este viernes, por ejemplo, desde Palacio Nacional escuchamos la defensa de la CFE en contra de las tiendas Oxxo, que, mediante videos difundidos el jueves, pretendía responder a la campaña de dicha empresa paraestatal en el sentido de que no paga lo justo por tarifas eléctricas. El gobierno federal consideró que esos vídeos son “propaganda negra”.

En cualquiera de sus formas, la propaganda emplea líneas de comunicación muy bien aprovechadas por los oportunistas políticos de siempre para sacar raja.

La información que propagan aborda asuntos que atrapan fácilmente la imaginación del hombre común y que pueden correr de boca en boca. 

Estos rumores siempre tienen un valor operacional; es decir, obligan a la gente a movilizarse y a entorpecer la labor del gobierno sin darse cuenta. 

Son armas para una disputa política, aludida hace muchos años por el filósofo inglés Thomas Hobbes en su obra “Leviatán” (1651). Aquello tiene cabal aplicación en la actualidad entre quienes integran la clase política morelense. 

Escribió Hobbes: “Es verdad que algunas criaturas vivas, como las abejas y las hormigas, viven en sociedad. Pero estas criaturas, no teniendo (como el hombre) el uso de la razón, no ven ni creen ver culpa alguna en la administración de sus asuntos comunes, mientras que entre los hombres hay muchísimos que piensan que son más sabios y más capaces de gobernar la cosa pública que los otros; éstos se esfuerzan en reformar y en renovar, algunos de un modo, otros de otro, y llevan a la división y a la guerra civil”. Mucha razón tenía (y sigue teniendo) Thomas Hobbes.

Aquí retomaré un excelente artículo de Daniel Eskibel, máster en consultoría política de la Universidad José Cela de Madrid, titulado “Cuando los opositores se radicalizan el gobierno suele beneficiarse”. 

Este trabajo se relaciona con lo antes expuesto y nos ayuda a comprender el origen de las frecuentes agresiones entre miembros de la clase política y gubernamental de Morelos. 

Escribió Daniel Eskibel: 

“Algunos políticos opositores creen que cuánto más radicales sean sus posiciones políticas tanto más daño le harán al gobierno. Pero no es así. A veces sucede lo contrario y el que sale beneficiado es el gobierno. No me refiero a las luchas contra dictaduras ni a las guerras civiles, sino a situaciones democráticas comunes, en países donde la lucha política se despliega dentro de la legalidad institucional. Dentro de esa legalidad, algunos opositores maximizan sus posiciones. O sea: cuestionan al gobierno en todos los terrenos, en todos los temas, impugnando todas y cada una de sus acciones, criticando todas y cada una de sus palabras, repudiando a todos y cada uno de sus miembros. Elevan al máximo la tensión política de cada día con acusaciones cada vez más duras, con conceptos cada vez más duros y con lenguaje cada vez más agresivo. Acompañan el proceso con una gestualidad despectiva y llena de enojo, y también con un uso agresivo de la voz tanto en tono como en volumen”.

Hasta aquí el magnífico artículo de Daniel Eskibel. Concluiré esta parte con la antigua expresión de Nietzsche: “En la escuela de la vida, lo que no me mata, me fortalece”. Si los diferentes tipos de propaganda hoy descritos en esta columna no le causan daño estructural a cierto actor político, lo fortalece.

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