1.- Condicionar a la prensa
2.- La mina
3.- Desde la fe: Desde la ley
4.- Izquierda
1.- Durante muchos años se vivió la “institucionalización” de la prensa, donde se tenía no la línea editorial, a la que se tiene derecho, sino qué noticias debían salir y cuáles no, y había pago entre cúpulas –gobierno-dueños-, quienes se encargaban de espetar, “no se les olvide que somos institucionales”. En el imperio de Graco hubo quien, delante de los colaboradores, les dejara en claro: “ya saben con quién estamos”. No hubo nada más.
Era tan común querer convencer, luego comprar, enseguida atemorizar al reportero para que no se publicara determinada información. La resistencia del periodista se estrellaba al llegar a la sala de redacción: “Tengo esta not…”. Haz otra, ésa no sale, la mandarán para publicar tal cual. “Pero yo la traigo, ahí estuve”. Ya te dije que no. Al día siguiente hasta el descaro de que la nota a la medida estaba firmada por el renuente reportero, quien no podía reclamar, ¿a quién, a dónde se iba?, todos iguales. El bloque compacto.
Algunos “aprovecharon” y de vivir en quinto patio y a la cuarta pregunta, a colonias fifí.
Lauro Ortega instituyó que cuando grupos sociales llegaban a la redacción buscando publicar un desplegado, lo retenían, se hablaba con personas cercanas a él; el gobierno pagaba y nunca veía la luz el documento. Ni pagando se podían publicar los requerimientos de los grupos sociales. Hubo alteración de notas, como en el proceso contra el entonces ex gobernador, Bejarano.
Otro día sigo con estas anécdotas que se daban en casi cualquier medio local de aquellas épocas. Casi nunca el reportero era beneficiado; su sueldito que, en esta profesión, en la entidad, siempre fue y es raquítico. Morelos fue de las entidades que más periódicos impresos tuvo; habrá alguna razón para ello; sólo algunos salieron para servir al pueblo.
Ahora la libertad de expresión se da en las redes sociales. En los medios, aunque sigue el control, algo se puede, siempre y cuando los dueños lo permitan; ellos son la medida de las cosas, de la noticia, el lugar que corresponda, si se le da continuidad o sólo con tres datos basta; si hay réplica de la parte contraria. Hay cierta apertura.
No pocos han generado sus propias plataformas.
Hoy resulta increíble que desde el congreso se dé la aberración de que sólo tienen convenio los que hablen bien del grupo de los 11 y el alonsista; a los otros bola negra. La disposición ¿de quién viene?, ¿es de Paco Sánchez el de las fosas?; es lo que se dice; ¿o es de Agustín Alonso?, quien pareciera que es el que dicta las disposiciones (aunque prianistas dieron paso de costado; no lo dicen abiertamente pero están en los intereses propios de sus partidos. Mejor fuera que estuvieran conectados con los de la ciudadanía)
El jefe de prensa sólo obedece órdenes. Fue llevado por la morenista Alejandra Flores, que parece que tiene estrecha liga con Manuel Agüero, más que Ariadna Barrera, y de ser vocero del también dueño de la escuela que no da prestaciones a trabajadores, al congreso, hoy, con la consigna de ignorar al grupo de los ocho y favorecer al de los 12, que lo impuso. Para Oswaldo chamba es chamba, acepta lo que le digan. Parece que se maneja con la orden de que se les dé contrato publicitario a los medios a condición de que estén con el grupo de los ex alcaldes. La denuncia valiente fue de Quadratín y el grupo de los Ocho secundó, aborreció el hecho. Tolerar el autoritarismo a estas alturas, es imponer sobre los morelenses que el dinero ordene lo que se informe. Grave.
2.- Cada vez estoy más convencido que la mina no se tendrá en la región; el pueblo está en lo dicho, y, lo mejor, lugareños todos, sin los exhibicionistas de siempre. Excelente.
3.- Desde la fe respaldan a los curas que violentaron la ley electoral. ¿Han sabido que desde este órgano clerical se haya denunciado a los curas pederastas o narcolimosnas?.
4.- En Chile la izquierda va con sus personajes de ideología acendrada; si esa firmeza en Chile, ese movimiento ideológico fuera en tierras tlahuicas, a los amorfos ofrecidos, no se les dejaría ni ir por los refrescos. Ellos le dieron vida al blanquiazul y no se olvida.