De la fama al ridículo
por Marcos Pineda
Los saltos que suelen dar algunos personajes del activismo social o universitario a la política partidaria pueden serles o muy frutíferos o francamente desastrosos. Cuando no llegan a tener trascendencia y quedan pronto en el olvido, no por ello dejan de ser un desastre, nada más que se trata de desastres que se olvidan. Si perduran el ambiente político pueden correr suertes muy diversas: consolidar carreras políticas profesionales, vivir a la sombra de sus padrinos, balanceándose entre unos y otros puestos administrativos o de elección popular, o acumular suficientes recursos como para montar negocios privados… en fin. Hay casos de esos en los que los involucrados apuestan su buen nombre y su fama pública en un intento por alcanzar sus ambiciones políticas. Y en ese intento pasan del reconocimiento al ridículo.
Lo más llamativo y sorprendente de todos esos casos, hablo de los que pasan de la fama al ridículo, no necesariamente fracasan en la obtención de puestos de elección popular o de cargos administrativos. Algunos los logran con, sin, o a pesar del ridículo. Veamos algunos casos de entre los personajes que intentan competir por la presidencia y secretaría general de Morena, de los ya 35 y 36, que respectivamente fueron acreditados por el INE para participar en la encuesta de reconocimiento, que no se trata más que de medir quiénes son los seis más conocidos para realizar la segunda medición, a través de la cual se definirá quiénes encabezarán la dirigencia del partido en el poder.
Uno de los morenistas que podrían ganar no la presidencia, sino algún otro espacio, a pesar de que hagan el ridículo, es Gibrán Ramírez Reyes, a quien los méritos académicos, si bien dignos de reconocimiento, no le alcanzan como para medirse con personajes de la experiencia de Muñoz Ledo, Mario Delgado, Rojas Díaz Durán y Yeidckol Polevnsky. Está haciendo un esfuerzo desesperado por aparecer en los medios de comunicación y redoblando su presencia en las redes sociales, recorriendo todos los estados de la República a los que pueda llegar. Quede o no entre los seis más conocidos, ya llevó agua a su molino y hasta como plurinominal podría quedar en la próxima elección.
En otro de esos casos, entre candidatos a la Secretaría General, figura Antonio Attolini, que saltó a la fama cuando en la Ibero un grupo de estudiantes manifestaron su rechazo al entonces candidato del PRI a la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, formando el movimiento que se conoció como “yo soy 132”. Luego de mucho tiempo desempleado, y de ser no defensor, sino tapete del lopezobradorismo más rastrero que usted se pueda imaginar, Attolini fue designado director de un área del IMSS, puesto en el que duró pocos meses. También es otro caso que poco tiene que hacer frente a Citlalli Hernández o a Donají Alba, por ejemplo. Pero también, Attolini será otro al que hacer el ridículo le reditúe políticamente.
Para iniciados
Los que aspiren a ser candidatos a algún puesto de elección popular a través de un partido político ya tienen que ir revisando los topes de gastos de precampañas. La más cara, digamos la de a millón es la de la presidencia municipal de Cuernavaca, nada más para que vayan midiendo de a cómo puede llegar estar la competencia. De los candidatos independientes, hablaremos muy pronto.
Excelente inicio de semana.
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