En los primeros tres años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México destacaron dos personajes, envueltos ahora en diversos escándalos. En teoría, Alejandro Gertz Manero, fiscal general de la República, y Santiago Nieto Castillo, ex titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, tendrían que ser investigados a fondo por el manejo de cuantiosos recursos, que se asoman, por lo menos como sospechosos.
El papel de ambos, uno en la persecución y otro en la investigación de delitos de corrupción, los posicionó como alfiles de una de las dos principales banderas del gobierno cuatritransformista de AMLO. Sin embargo, las revelaciones y trascendidos ponen en serias dudas su integridad y calidad moral. Los dos cuentan con información privilegiada, aunque ya sólo Gertz Manero sigue en el ejercicio del poder y lo podría seguir haciendo por un total de seis años más. Santiago Nieto ya no ocupa un puesto público, pero cuenta con la protección y apoyo de su esposa quien seguirá siendo consejera del INE hasta el año 2029, a menos que AMLO logre destruir ese organismo o al menos relevar a los actuales consejeros.
Como suele suceder con los dirigentes políticos de corte autoritario, mientras están en el ánimo del jefe, todo se les da, se les facilita o se les acepta y hasta perdona, mientras no traspasen la línea de la lealtad. No importa lo que haya hecho en el pasado, si profesan lealtad a ciegas a AMLO serán consentidos y protegidos. Pero cuando caen de la gracia del mandamás político todo el peso de las leyes y la furia de las instituciones puede caer sobre de ellos. Bien que saben de eso dinosaurios como Barttlet Díaz o dóciles delfines como Claudia Sheinbaum, Rosario Robles, actualmente en prisión y ahora, Santiago Nieto, bajo investigación. El caso de Gertz Manero es diferente, sigue contando con el respaldo presidencial, pero cada vez resulta más difícil ocultar o maquillar los millonarios recursos con los que se le asocia y el uso de la fiscalía para venganzas personales.
A Santiago Nieto lo investigan por haber contratado la compra de tres propiedades por un valor de 40 millones de pesos, en dos años. Él ya se está defendiendo y argumenta sobre la forma en que junto con su ahora esposa obtuvieron los créditos. Lo curioso del asunto es que la acusación fue hecha en forma anónima, y a través de la oficialía de partes, hace apenas unos cuatro días, pero parece que será considerada como una prioridad para la fiscalía.
A Gertz Manero lo investiga la UIF, por la enorme riqueza que ha venido acumulando, compra de extravagantes autos de lujo por un monto de 109 millones de pesos, en tan sólo un año, transferencias de recursos millonarios al extranjero a lo largo de casi una década y la adquisición de propiedades, incluso en lujosos barrios del extranjero.
Con todo y las grandes expectativas que pudieran generarse en estos casos y los antecedentes de los más connotados cuatritransformistas, lo difícil no es creer que sí haya corrupción en la cuatroté. Lo difícil es creer que de verdad vayan a hacer algo para combatirla.
Y para iniciados
La inconformidad en la comunidad científica crece y crece, a cada paso que, para el gobierno de AMLO, el interés y apoyo a la ciencia y la tecnología disminuye y disminuye. No solamente se trata de la cantidad de presupuesto que se asigne, sino de la forma en que se aplique. Un gobierno retrógrado como el de AMLO terminará no sólo por estancar el desarrollo, sino por generar condiciones de atraso que tardarán décadas en poderse remediar. Una pena lo que pasa en el Conacyt, que de por sí ha dejado históricamente mucho que desear.
¡Que tenga un excelente día!
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