Durante el pasado fin de semana, primero se conocieron empresas, al parecer “fantasmas”, vinculadas a importantes mandos de las fuerzas armadas y a la construcción del nuevo aeropuerto de Santa Lucía, en Ciudad de México, lo cual ratifica el tráfico de influencias y la asignación directa de contratos.
Y después, la posición adoptada por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) con respecto a la denominada Cuarta Transformación. El titular de esa institución, Luis Crescencio Sandoval, al ser orador en la ceremonia alusiva al inicio de la Revolución Mexicana, hizo un llamado a la nación para solidarizarse con el proyecto encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador. No mencionó el nombre de AMLO, pero sí “el proyecto actual de nación”, que es lo mismo.
Antes de continuar quiero referirme a las características fundamentales del régimen presidido por el citado político tabasqueño, pues a estas alturas (ya casi concluye la primera mitad de su administración) nadie puede sentirse sorprendido, ni llamarse engañado. El estilo personal de gobernar de López Obrador, según diría don Daniel Cosío Villegas, es autoritario, rayando en el totalitarismo, apoyado en las fuerzas armadas. El Ejército está interviniendo en infinidad de ámbitos otrora controlados por civiles, lo que ya no es así, so pretexto de que los militares no son corruptos como los “de antes”.
He escrito varias columnas estableciendo la diferencia entre el totalitarismo y el autoritarismo, aunque cabe subrayar que México tiene a un presidente con rasgos de ambos sistemas de gobierno. Aunque el autoritarismo y el totalitarismo parezcan conceptos similares, existen diferencias.
CARACTERÍSTICAS DE LOS REGÍMENES AUTORITARIOS
El autoritarismo es un régimen en el que una sola persona establece las medidas a tomar y decide por sobre la mayoría (en lugar de basarse en una ideología a través de un partido político).
Las principales características en los regímenes autoritarios son:
Los intereses de una minoría. El régimen autoritario carece de una ideología oficial fuerte y persigue los intereses de un líder o de sectores económicos minoritarios que tienen el poder y ejercen el control político y económico.
El control de los medios de comunicación. Se refiere a que, tanto la prensa como cualquier medio de expresión son controlados por el gobierno a fin de enaltecer la figura de su líder, resaltar sus logros y omitir cualquier crítica negativa. El objetivo es convencer a la población, a través de la reiteración de la propaganda política.
Fuerte presencia militar. Se refiere a la intensa actividad militar que hay en las calles, en instituciones educativas y en hospitales, con el fin de ejercer control mediante el uso de la fuerza y para infundir el miedo entre los ciudadanos. En ciertas ocasiones, el ejército interviene en el proceso y decisiones políticas. Lo anterior, por lo tanto, no debe causar extrañeza en México, con una evidente participación de la milicia en la política y en la administración pública. Es el respaldo de la 4T, ni más, ni menos, tal como las conferencias de prensa mañaneras son la columna vertebral del actual régimen.
Y sume usted la manipulación arbitraria de la constitución. Se refiere a las modificaciones y los cambios de la constitución (la ley fundamental de un Estado) con el objetivo de perpetuarse en el poder. No tiene en cuenta las prioridades del pueblo y ni los derechos humanos. Para los gobernantes autoritarios es vital destruir instituciones de otros regímenes y crear los propios, tal como los tenía el PRI entre los años 50 y 80’s.
La prensa nacional ha publicado infinidad de casos en que López Obrador demuestra su talante autoritario y deseoso de disponer de un estado totalitario, soportado sobre todo por el Ejército. Sin embargo, hasta ahora no se observan los suficientes contrapesos que pudieran frenar la tendencia.