LA NIÑEZ, FRENTE A LA CULTURA DE LA VIOLENCIA, EL NARCO Y LAS ARMAS

Por Irradia Noticias

¿Descomposición del tejido social? ¿Efecto de lo que difunden los medios? ¿Imitación del mundo adulto? ¿Víctimas de la cultura de la violencia, el narco y las armas? ¿Simples daños colaterales? ¿Resultado de la desintegración familiar? Dejo a ustedes, gentiles lectores, las respuestas y opiniones, pero lo ocurrido recientemente en Zacatecas, cuando un grupo de niños torturó y mató a una gatita de nombre “Ginny”, además de dejarle a la propietaria un mensaje con amenazas, confirma que algo muy grave ocurrió ya dentro de las familias, otrora células básicas de la sociedad mexicana. La familia dejó de ser un reducto de seguridad, instrucción educativa, guía moral e impartición de valores. 

Asimismo, desde mi particular punto de vista, la conducta de esos infantes es resultado del mal ejemplo, también multiplicado por los medios masivos de comunicación, de la corrupción aún prevaleciente entre quienes tienen en sus manos la conducción social. Nunca han sido, ni son, ni serán los mejores prototipos en cuanto a valores y principios éticos y morales.

Efectivamente. Este 18 de noviembre trascendió que el atroz crimen motivó a la familia propietaria de la gatita “Ginny” a exigir justicia por el terrible maltrato animal e interponer la denuncia respectiva ante las autoridades de protección animal y la Fiscalía General de Justicia de Zacatecas, a fin de que se investigue y se castigue a los responsables quienes, por cierto, dejaron junto al cuerpo del animalito un mensaje con amenazas, tal como acostumbran hacerlo sicarios al servicio del crimen organizado cuando abandonan los cadáveres de sus víctimas. Esto es una imitación de lo que ocurre en infinidad de regiones mexicanas. 

Hemos visto, verbigracia en Morelos, a niños y adolescentes sirviendo a grupos delincuenciales, pero nunca lo acaecido en Zacatecas. Esto es muy grave.

Especialistas en psicología, criminalística y criminología opinaron que este hecho es gravísimo, representando una llamada de atención para todos en conjunto: autoridades, sociedad y familia. La reproducción de estos fenómenos criminógenos inspirados en la violencia extrema y la idea de infundir miedo, solo confirma la gran descomposición del tejido social y que la “narcocultura” se ha introyectado a la niñez en los más de 15 años de “guerra contra el crimen organizado”.

El hallazgo de “Ginny” ocurrió a las 19:30 horas del 16 de noviembre pasado, cuando Guadalupe Ortega Neri, de 51 años de edad, llegó a su casa ubicada en la cuarta sección de la colonia Colinas del Padre. Al acercarse a la puerta vio una bolsa y pensó que alguien le había dejado basura; por ello, la abrió con cuidado, pero al ver las patitas y la cola de un gato gritó y ya no quiso ver más. Su hija Mariana acudió a ver lo que ocurría, ya que su madre entró desesperadamente para ver si estaban en casa sus cinco gatos. Al escuchar a uno de ellos maullar afuera, nuevamente abrieron la puerta para meterlo, pero en ese momento se percataron de que en la puerta había una hoja con un mensaje escrito por los niños agresores que decía: «Tenga su gata», junto con otras palabras y figuras obscenas en contra de Guadalupe.  

En ese momento recordó que días antes había visto a ese grupo de niños, cuyas oscilan entre los 10 y 14 años, intentando atropellar a sus gatos. Incluso, mencionó que hace siete meses se le perdió un gatito negro y ahora teme que también lo hayan asesinado. Tras el hecho decidió llamar al 911 y a la Policía Ambiental de Zacatecas. 

Alerta por violencia de los niños 

Clínicamente, con esas conductas, los niños agresores muestran rasgos de dos trastornos: de conducta y desafiante, las cuales forman parte de las enfermedades mentales, así como de los trastornos de la falta de control de impulsos, porque manifiestan un gozo al infringir daño en un animalito. Por ello es tan importante la atención del núcleo familiar. Al reproducir actos violentos, quizás esos niños también pudieran ser víctimas de las diferentes formas de violencia.

De no frenarse estas actitudes agresivas en los niños, la violencia en ellos puede aumentar y pasar a otros niveles. Podrían derivar en asaltos a mano armada, pillaje, abusos sexuales, consumo de drogas o, lo más grave, la agresión física a las personas. Esos infantes están conduciéndose hacia el trastorno de personalidad antisocial o psicopática, cuando los sujetos no sienten arrepentimiento frente a sus delitos, incluso si se trata de un asesinato.

Conclusión: no me cabe la menor duda de que lo ocurrido en Zacatecas, que pudiera estarse repitiendo en otras regiones de nuestro país, es el reflejo de más de 15 años en que México se convirtió en el escenario de una guerra cruenta del crimen organizado, siendo este el ambiente donde se han desarrollado niños que han vivido, visto y crecido en medio de la violencia. La cultura de la violencia, del narco y de las armas ya alcanzó hasta a la niñez.

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