El régimen de Andrés Manuel López Obrador ha venido presentando un mundo al revés al pueblo que lo eligió hace poco más de tres años. Unas veces contradicciones y otras francas mentiras, desde las mañaneras hasta las presentaciones públicas de los funcionarios de la autodenominada cuarta transformación, ha compuesto una maraña de propaganda ideológica alejada y confrontada incluso con el sentido común, al grado que haría falta o ser idiota, cínico, o haberse creído por completo el engaño político, para validar y promover, cuanta propaganda ha usado el régimen, en su ruta de manipulación de lo que llama el “pueblo bueno y sabio”.
Andrés Manuel comenzó por prometer un cambio radical en el sistema. Dijo que en dos años habría sentado las bases de la transformación a fondo, erradicando la corrupción y desterrando al neoliberalismo. Un día dice que ya lo logró y otro que no es fácil, pero lo está haciendo. Están por cumplirse tres años de su mandato y ni la corrupción ni el neoliberalismo han desaparecido del sector público.
Por un lado, nos estamos enterando, conforme avanzan las investigaciones del caso Venezuela, que no solamente funcionarios y empresarios mexicanos de la época de Enrique Peña Nieto, sino ya empleados de la 4T, estuvieron involucrados en la red de fraudes dirigida por Nicolás Maduro. Hemos visto cómo los llamados servidores de la nación han utilizado los programas sociales para el beneficio político de Morena y la promoción del culto a la imagen de AMLO. Y eso es corrupción. Salvo el caso de Rosario Robles, ningún otro personaje destacado está bajo proceso en México (recuérdese que García Luna es procesado por las autoridades norteamericanas y no por las mexicanas). El futuro de Emilio Lozoya y su papel como testigo colaborador, que lo mantiene libre y bajo escasas medidas cautelares, va para largo y sin avances sustantivos.
Por otro lado, en lo económico nada ha variado significativamente. El sistema sigue siendo el mismo y continúa dependiendo del neoliberalismo prevaleciente, agotado quizá, pero todavía dominante, al grado que la apuesta del gobierno cuatritransformador en los mercados internacionales no va en el sentido de generar una industria propia, sino adherirse a los tratados comerciales con los vecinos del norte y ampliar las relaciones con los países asiáticos. Los tratados de libre comercio son, por supuesto, instrumentos plenamente neoliberales. Las remesas de los trabajadores migrantes han roto todos los récords históricos, dejando de ser un paliativo para las economías familiares para convertirse, en muchos casos, en su principal motor, lo que significa, una clara depauperación del mercado interno y la confirmación de la dependencia del modelo neoliberal. La pobreza no ha disminuido. Por el contrario, se ha incrementado. Ello evidencia el fracaso de Jóvenes Construyendo el Futuro y de los demás programas asistencialistas.
Pero toda esta evidencia la presenta el gobierno al revés. Como si cada fracaso fuera un logro. Como usted sabe, es el gobierno de los otros datos. Y no sólo en materia de economía y combate a la corrupción, sino en lo político también. Mañana hablaré del tema de la revocación de mandato y cómo la están manipulando para presentarla como lo que no es, por supuesto, con objetivos, al final de cuentas, electorales y de permanencia en el poder.
Y para iniciados
Las complicidades de la anterior Legislatura van saliendo a relucir. Lo que señalamos a lo largo de tres años sobre el contubernio de 13 diputadas y diputados para ponerse de tapete del gobierno local, la protección que brindaron por acción y omisión, las irregularidades descubiertas, están aportando elementos para sentar en el banquillo de los acusados, por lo menos, a Alfonso de Jesús Sotelo Martínez y a Rosalina Mazari Espín. Si se logra o no vincularlos a proceso va a depender, en buena medida, de los actuales legisladores. Pronto veremos, como dicen popularmente, de qué lado masca la iguana.
¡Que tenga una excelente mitad de semana!
La información es PODER!!!
