La Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) no es una sorpresa. Hasta por intuición, había quienes pronosticaban que la constancia de mayoría, como diputada local, sería devuelta a Andrea Gordillo y retirada a la todavía legisladora en funciones, Alejandra Flores.
Y debe quedar claro que la resolución de la segunda instancia jurisdiccional, en materia electoral, es producto de la valoración de criterios, pruebas y argumentos, no de una confabulación de los magistrados para cargarse a la derecha y favorecerla. Prevaleció la legalidad, y el revés al Tribunal que le había otorgado la constancia a la candidata de Morena, por supuesto que no le va a gustar a los morenistas ni a sus voceros oficiales y menos a los oficiosos. Encima, tendrá otros efectos, entre ellos, la distribución de las diputaciones plurinominales.
Los morenistas utilizarán esta y otras sentencias para descalificar a las instituciones electorales federales, tanto al INE como al Tribunal, cuando debería ser al revés, deberían fijarse en el papel y actuación de los órganos locales. Insistirán en que deben modificarse, reformarse, sustituir a quienes encabezan actualmente estos órganos autónomos, pues no responden a sus intereses. No están bajo su control, no permitieron que ganaran en la mesa lo que perdieron en las urnas y, por tanto, no son útiles para la 4T. Los morenistas, una y otra vez, muestran su faz autoritaria, cada ocasión que el voto popular no les favorece. Sólo están de acuerdo con la ley y la democracia cuando a ellos les conviene. Y eso no cambiará, porque tienen como ejemplo a seguir al presidente de México y líder real de su partido, quien reniega de todo aquello que no es como él quiere que sea. Si una ley no le gusta o no le ajusta, su primera reacción es declarar que hay que cambiar esa ley. Y si una decisión de un tribunal no le favorece, entonces de trata de un complot de la derecha, de los conservadores.
Y esto no quiere decir que el sistema electoral esté bien como está ni que no se pueda criticar el desempeño que han tenido sus funcionarios en diferentes momentos, tanto en lo local como en lo federal. Tampoco son defendibles del todo. El problema con las autoridades electorales es otro diferente del que denuncian los morenistas y es mayor. Una reforma electoral que lograra quitar a los partidos políticos, los funcionarios públicos, presidente, gobernadores y demás, la posibilidad de influir en la designación de quiénes ocuparan los cargos, sí sería deseable. Pero una reforma que vuelva a poner a las instituciones electorales en manos del gobierno sería un franco retroceso.
La actuación por consigna en cualquier nivel es inaceptable en el sistema jurídico electoral, pero lo hemos visto y lo seguimos viendo.
Una reforma que pudiera evitar que se gane en la mesa lo que se pierde en las urnas también sería deseable. La centralización de atribuciones en el INE, de la pasada reforma electoral, es criticable, pero al menos logró quitar a los gobernadores el control total sobre los órganos electorales en sus entidades. No sería deseable que una nueva reforma pusiera las cosas a favor de los gobiernos, los partidos y en contra de la soberanía popular, que son los ciudadanos.
Por cierto, a quienes interesen estos temas, muy recomendable la lectura de la “Historia del Tribunal Electoral del Estado de Morelos”, de Francisco Hurtado Delgado.
Y para iniciados
No hay mal que por bien no venga, dice el dicho popular. La intentona de revertir su derrota en las elecciones de Alejandra Flores dio mayor notoriedad y exposición mediática a Andy Gordillo. Ahora ella es más popular. Ya veremos qué hace con su popularidad, cuando se desempeñe como legisladora. Algo sí que está a su favor de entrada: es joven, activista y no está maleada.
¡Que tenga un excelente fin de semana!
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