Buena parte del trabajo de los máximos tribunales del Estado mexicano tiene que ver con las disputas en torno a la interpretación de las leyes, para su aplicación en la práctica. Y no son pocas las ocasiones en que las divergencias, ya sea entre particulares o éstos y representantes de las instituciones, o entre las instituciones mismas, tienen que ser resueltas por salas regionales, de circuito e incluso por la Suprema Corte, e incluso por los órganos jurisdiccionales electorales, según el caso.
Los especialistas en materia jurisprudencial saben que el Derecho Positivo, es decir, el conjunto de normas adoptadas por una soberanía para regir a la sociedad es complejo, vivo, cambiante. Mucho más todavía cuando las reglas se modifican, con la intención de perfeccionar y establecer criterios más justos y claros. Pero no siempre sucede así.
En muchas, muchas ocasiones, algo pasa que hay quienes no entienden la forma de aplicación de las normas. Y a veces ni las normas entienden. Otras, aunque las entienden, no las quieren acatar y buscan la manera de burlarlas. Ahí tienen ustedes el ejemplo que resultó de la mayoría calificada de 13, de la saliente Legislatura local, que fue eso, una auténtica burla al derecho constitucional, y trajo consigo consecuencias irreparables. Dejará marcados a esos 13 y al gobierno, ante el que políticamente se postraron, dando la espalda a su juramento de cumplir y hacer cumplir las leyes y de servir a la sociedad.
Hoy el tema es otra vez el de los organismos autónomos y la interpretación de los alcances de las facultades del Congreso. Pretender la imposición a las autonomías de controles externos, pero en calidad de auditores internos, es una barbaridad. Una manera de rebuznar, como lo dice el diccionario de la Real Academia, de dar rebuznos, en nuestra cultura entendidos como los sonidos característicos, emitidos por los burros, que nos hacen rememorar a buena parte de nuestros gobernantes y legisladores, pasados y presentes.
A ver, tenemos legisladores y funcionarios de gobierno que no saben la diferencia entre un órgano desconcentrado y uno descentralizado, ni qué significa la autonomía y cuál es su propósito. Como no estudiaron Administración Pública ni Ciencias Políticas se recargan en asesores, a veces igual o más burros que ellos. Buenos para la grilla, pero negligentes e ignorantes. La ignorancia y negligencia los anima, a pesar de lo que dicta la norma, a empeñarse en obtener control sobre aquello que no deben, que les está impedido por ley.
Y ese es el caso de los organismos autónomos.
Y si no me cree, vea usted los perfiles y el proceder de los legisladores, de sus asesores y de los cabilderos del gobierno. Pocas son las excepciones. Pero en su mayoría no velan por el interés del pueblo, por el respeto a la ley, sino por la conveniencia de sus patrones y la propia. Si usted hace esa revisión comprenderá los porqués de la intención del presidente de someter o suprimir a los organismos autónomos, de los gobernadores por hacer lo mismo y de los legisladores para cumplir con ellos. Más allá del argumento falaz de que el sistema haya sido creado a conveniencia de los conservadores, de los intereses creados y de las mafias del poder, la verdad es que la autonomía de esos organismos obstaculiza la concentración del poder en sus manos. No les conviene. Mientras fueron oposición exigieron esos cambios, hoy que son gobierno reniegan de ellos, y van por su destrucción, todo encaminado a la construcción de un régimen centralista y autoritario.
Y para iniciados
Cualquier revés a las aspiraciones e intereses de la autodenominada 4T, producto de las resoluciones de los órganos autónomos, al aplicar o corregir lo que se haya apartado del derecho y la justicia, es de inmediato presentado por los agoreros del mesianismo lopezobradorista, como una conspiración de los conservadores. Ejemplos: Si se corrige la distribución de plurinominales y no les conviene, es porque se cargaron a la derecha, si un tribunal otorga un amparo para proteger los derechos de un particular o de una institución ante los excesos del poder, ah, es una defensa de los intereses creados del prianperredismo. Como dijo López Obrador, fuera máscaras, reconozcan que quieren comerse todo el pastel ustedes solos.
¡Que tenga una excelente mitad de semana!
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