MENTIRAS QUE MATAN

Por Irradia Noticias

Hay diferencia entre la ignorancia y la mentira. De cualquier forma, ambas afectan, quizá mucho, quizá poco. Todo depende de qué se trate. Sin embargo, si un funcionario público, de cualquier nivel, de cualquier área, dice alguna falsedad, producto de su carencia de conocimientos, dista de cuando lo hace a propósito. Ahí es donde entra la definición de la mentira.

De acuerdo con el diccionario de la Real Academia, mentir consiste en manifestar “lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa.”  Y continúa, mentir induce al error, sirve para fingir y aparentar, para falsificar o faltar a lo prometido. Distingue dos tipos. La mentira oficiosa y la mentira piadosa. La primera se usa para sacar provecho o ventaja y la segunda para evitar disgusto o penas a otras personas, ambas sin la intención de causar daño.

Sin embargo, aunque la intención del que miente no sea hacer daño, sino incluso protegerse, defenderse, sacar ventaja para él o para otros, puede llegar a hacerlo. Tanto así que, bajo ciertas circunstancias, es objeto de sanciones legales, donde también cabe cierto tipo de ignorancia, que también define el mismo diccionario como la “ignorancia supina”, que supone negligencia en aprender o inquirir lo que puede y debe saberse.

Esos podrían ser los casos de Hugo López-Gatell y de su jefe, López Obrador, con relación a sus declaraciones respecto al manejo de la pandemia de COVID-19, la falta de medicamentos, particularmente para la atención de los niños con cáncer y la gravedad de la situación por la que hemos atravesado en materia de atención a la salud en ya casi año y medio.

Los números, en tanto datos duros, la propia estadística oficial de COVID ha venido desmintiendo, evidenciando a los dos López, y ya no digamos si buscamos información de las propias fuentes de las secretarías de salud de los estados de la República, estudios y comparativos de instituciones académicas. Estará usted de acuerdo en que ambos deberían de saber y, si no, deberían de aprender, como también estará usted de acuerdo en que no deberían de mentir, si ya lo saben.

Al principio, desestimaron la peligrosidad del entonces nuevo coronavirus. Todos sus pronósticos, todos, fueron equivocados, desde la cantidad de contagios hasta la de fallecimientos. Resulta muy difícil creer en los datos que presenta el gobierno cuando los mismos son puestos en tela de juicio, una y otra vez, al momento en que instituciones autónomas, nacionales y extranjeras, revelan que ha sido y es peor de lo que ellos nos quieren presentar.

En forma repetida han vacilado, negado o puesto en entredicho, con sus acciones, la utilidad de las medidas de protección contra los contagios. Gatell no solamente dijo que era falso que faltaran medicamentos contra el cáncer, sino acusó de golpistas a los padres de familia que se manifestaron públicamente y a quienes se solidarizaron con su causa. Habló hasta de una conspiración internacional de la derecha. Ambas cosas resultaron falsas. Sí hubo y, meses después, todavía persiste el desabasto de medicamentos, así como la mentada conspiración internacional no es más que una elucubración del mentiroso subsecretario. 

Lo más grave del asunto es que ambos han hecho mucho daño, han inducido al error, han falseado la realidad. Aunque no haya sido su intención, su ignorancia y sus mentiras tienen sumido al país en esta terrible crisis sanitaria: son mentiras que matan.

Y para iniciados

El experimento en que se utilizó al presidente de la SCJN, Arturo Saldívar, como conejillo de indias para extender su mandato en forma inconstitucional al frente del máximo tribunal de la nación, falló. Lo interesante del asunto es que ahora, al cerrarse esta posibilidad, tendrán que buscar otra vía quienes aspiran a ver en AMLO al primer presidente de la historia moderna de México que extienda su periodo de gobierno.

Excelente inicio de semana.

La información es PODER!!!

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