por Marcos Pineda
Las recientes declaraciones de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, y las de Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, sobre la necesidad de refundar la Organización de Estados Americanos (OEA) están causando y causarán todavía más polémica. Por supuesto, serán las posturas de Andrés Manuel las que llamen más la atención, dada la desgastada y poco creíble imagen pública de Maduro.
Es natural e ideológicamente obligado que ambos busquen el establecimiento de un nuevo orden mundial. Esa es su línea y su intención política. En varias ocasiones Maduro y su antecesor, Hugo Chávez, hicieron énfasis en que otras naciones seguirían el ejemplo de Venezuela y llevarían adelante la revolución bolivariana hasta hacerla un fenómeno mundial. Por su parte, Andrés Manuel, ha dicho en repetidas ocasiones, que otras naciones deberían tomar el ejemplo de la vía mexicana, de la cuarta transformación e incluso asemejó políticas asistencialistas establecidas en países europeos a las llevadas a cabo por su gobierno.
Ideológicamente, AMLO y Maduro son muy parecidos. Sin embargo, una diferencia sustantiva entre ambos es que mientras el venezolano ha continuado la tradición del enfrentamiento directo contra el imperialismo, denominado así por el socialista e intelectual orgánico, Iván Ilich Lenin, por el contrario, el mandatario mexicano ha buscado no confrontarse con su vecino del norte. Pero sus declaraciones, por ciertas que sean, que lo son, sobre el papel de lacayo, de la OEA, y la necesidad de sustituir a esta organización apunta contra los Estados Unidos.
Pero tranquilos, no parece que pueda pasar a mayores, ni siquiera que vaya a haber una respuesta que sea motivo de preocupación, por parte del gigante del norte, a raíz de las declaraciones de AMLO y Maduro. El orden mundial que se construyó desde la Segunda Guerra Mundial y hasta la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, tiene su propia agenda. Y en esa agenda no son prioridad las propuestas de los líderes izquierdistas. Ni les quitan el sueño ni les dan importancia.
En efecto, los organismos internacionales que denominó el más importante historiador marxista del siglo XX, Eric Hobsbawm, como organismos supranacionales, tienen como principales funciones no las formales de promover la paz, la justicia, los derechos humanos y demás, sino garantizar el sostenimiento del orden mundial, producto de las guerras y la derrota económica y política de los socialistas del siglo pasado.
La lucha de las izquierdas sigue siendo la misma que perfiló teóricamente León Trotsky: establecer un nuevo orden mundial, sólo que los izquierdistas de hoy abandonaron la vía armada para enfrentar al imperio y optaron por la vía democrática para hacerse del poder en sus naciones, precisamente bajo el discurso del nacionalismo moderno, que también estudió Hobsbawm, por cierto. AMLO y Maduro están tentando al orden mundial, pero éste no los toma en cuenta.
Este es un tema extenso y complejo, que merece un estudio a fondo. Valdría la pena que los apoyadores a ciegas de AMLO, esos que salen a defender a capa y espada, cuanta ocurrencia tiene, le dieran una lectura al menos a los especialistas en estos temas, como Hobsbawm desde la perspectiva marxista y otros como Ernest Gellner y Benedict Anderson… ay perdón, creo que eso de pedir a los chairos que lean y se informen es demasiada exigencia.
Y para iniciados
Ya vi de nuevo el documental de Netflix, Red Privada, que trata sobre el asesinato del periodista Manuel Buendía. Ampliamente recomendable, no deje de verlo al menos un par de veces y ponga mucha atención a las declaraciones de todos los entrevistados, pero en particular a Jorge Carrillo Olea, cuyos gestos dicen mucho más que sus palabras.
Excelente inicio de semana.
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