De vez en cuando el presidente de la República sorprende a los mexicanos. Acostumbrados ya a escuchar los mismos argumentos, o casi los mismos, en las mañaneras de Palacio Nacional, esos mensajes pensados para permear en el imaginario colectivo, muy a la manera de Goebbels, ministro de comunicación de Hitler, quien convenció al líder del movimiento nazi de bombardear también con propaganda a su propio pueblo, llega a ser aburrido ese ejercicio matutino. Pero no siempre, algo hay que suele atraer la atención, tirar línea y hasta llamar a la reflexión.
En esta ocasión, fue el reconocimiento de Andrés Manuel sobre la imposibilidad de que su autodenominada Cuarta Transformación se consolide si el país no se pacifica, lo que supone, afirmó el mandatario, un enorme reto. Por supuesto, insistió, ya no es lo mismo que antes de su gobierno, aunque sus declaraciones dan cuenta tácitamente de que la estrategia de seguridad, responsabilidad en la práctica y en buena medida de la secretaría del ramo y del ejército nacional, no ha dado los resultados esperados.
Sin embargo, hay buena parte que le corresponde operar a los gobiernos estatales y municipales, como la prevención y persecución de los delitos del fuero común, que a mi parecer son lo más relevante y demandado por la sociedad.
Dar toda esa importancia estratégica a la pacificación del país es mucho en palabras de López Obrador y puede tener diferentes destinatarios, así como usos políticos.
Los destinatarios son, a la vista, los funcionarios federales responsables de hacer que la estrategia del presidente funcione, porque, de no ser así, no estarían cumpliendo con la encomienda presidencial, no contribuirían a la consolidación de la 4T y, por lo tanto, no le son útiles al régimen. Los otros destinatarios son los gobernantes locales, sobre todo aquellos que, morenistas o no, respaldan al presidente y están colgados de su proyecto cuatritransformador. El mensaje para ellos es contundente: si no contribuyen a la pacificación del país, tampoco sirven para el proyecto.
Ya que mucho se ha especulado sobre el diferenciado proceder del actual gobierno con relación a las organizaciones criminales y se ha cuestionado si todavía hay tolerancia, protección o complicidades o si de verdad ya no las hay, también habría que preguntarse si los otros destinatarios no serían aquéllos, cuestionarse si no es también un llamado velado para que al menos los indicadores de actos delictivos vayan a la baja en lo subsecuente, pues hasta ahora las variaciones en la estadística delictiva no permite hablar de triunfos ni de avances sustantivos, sólo de una estrategia en marcha.
Por supuesto, toda persona en su sano juicio quisiera que la estrategia funcione y el país se pacifique. Pero si no es así, se dirá que de ninguna manera habría fallado el presidente ni su estrategia, sino las personas, los funcionarios, a los que habría que relevar de sus cargos, claro, a los civiles, porque con los militares no se va a meter.
Y para iniciados
Uno de estos destinatarios locales al que le toca escuchar el mensaje es el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco. Si los índices de violencia e impunidad no disminuyen, y pronto, podría ser objeto de severos cuestionamientos que se sumen a los que ya se le hacen de manera cotidiana. Dice el dicho, cuando veas las barbas de tu vecino cortar… pues ahí está el mensaje del presidente, ya veremos si en la oficina de Plaza de Armas, pusieron atención a la mañanera, o también la consideran ya aburrida.
Excelente fin de semana.
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