La fibromialgia es un síndrome caracterizado por dolor crónico difuso generalizado, de origen no articular, que se pone en evidencia con la palpación de puntos dolorosos en áreas anatómicas específicas y que puede coexistir con otros síntomas, mencionó el médico internista y reumatólogo, adscrito al Hospital General Regional con Medicina Familiar (HGR/MF) No. 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Morelos, Hugo César Montes de Oca Pineda.
“La fibromialgia es muy prevalente y se puede presentar hasta en cuatro por ciento de la población, pero sin duda durante la emergencia sanitaria por COVID-19 se ha incrementado por el estrés”, detalló.
Refirió que esta enfermedad requiere un diagnóstico oportuno por exclusión, es decir, mediante la eliminación de otras posibles causas de los síntomas y, a partir de esto, dirigir al paciente para la realización de los estudios correspondientes de laboratorio o de imagen.
Al respecto, comentó que como parte del diagnóstico es importante evaluar el dolor (tipo, intensidad, localización), presencia de comorbilidad (depresión, trastornos del sueño, enfermedad reumática) y su impacto en la calidad de vida.
Explicó que algunos síntomas de este padecimiento son: fatiga, rigidez articular matutina inferior a diez minutos, problemas de concentración o memoria, alteraciones cognitivas y conductuales, depresión, parestesias en manos y pies, inestabilidad, ansiedad, cefalea, migraña y síndrome de intestino irritable.
Indicó que la fibromialgia puede estar acompañada de otra enfermedad como lupus erimatoso sistémico, artritis reumatoide, espondiloartritis, entre otras.
Asimismo, el especialista señaló que alrededor del 30 por ciento de las personas diagnosticadas con fibromialgia cursan trastornos de ansiedad y depresión.
Subrayó que la fibromialgia no tiene cura, sin embargo, “el tratamiento está encaminado a mejorar la calidad de vida de los pacientes y hacer que los síntomas desaparezcan en un porcentaje considerable”, destacó.
En este sentido, resaltó que en el IMSS se instrumenta un manejo integral mediante un tratamiento farmacológico (antidepresivos, analgésicos, inmunomoduladores, entre otros) y no farmacológico, que incluye ejercicio físico.
Montes de Oca Pineda abundó que la enfermedad se puede presentar en cualquier etapa de la vida, pero afecta con frecuencia a personas entre los 20 y 50 años de edad y con mayor prevalencia entre las mujeres.
Agregó que para este tipo de pacientes se recomienda una dieta saludable, evitar el consumo de cafeína, bebidas energizantes o azucaradas y tabaco.
Precisó que como parte del tratamiento, en el Seguro Social se recomienda practicar tai chi, yoga e hidroterapia, “ejercicios que está comprobado que ayudan a controlar el dolor”, recalcó.
Finalmente, recomendó a los derechohabientes acudir con su médico familiar para recibir atención en el primer nivel y en caso de ser necesario ser canalizados con el especialista para recibir el apoyo correspondiente, así como para recibir la asesoría de los instructores de actividades deportivas para ejercitar el cuerpo y disminuir los síntomas de la enfermedad.