Todavía falta más de un mes para que dé inicio el periodo de gobierno de Margarita González Saravia y ya son varios los elementos a considerar sobre su desempeño, tras haber recibido la constancia de mayoría, como primera mujer gobernadora de Morelos.
A lo largo de casi seis años, los morelenses percibieron una especie de ausenciagubernativa. Cubierta, a medias, por funcionarios que llenaban los vacíos, y a quienes resultó redituable políticamente, al menos por un tiempo, hacerse cargo de las encomiendas del Ejecutivo.
A la vez, para cada problema y crisis, los discursos -y las reacciones- solían ser los mismos, aduciendo que se estaban ciñendo a la estrategia y las políticas del gobierno federal.Reaccionando tardíamente ante los conflictos, no hubo propuesta propia, proactividad y menos políticas públicas, estrategias, planes ni programas específicamente desarrollados para la entidad.
Aunado a ello, la deficiente comunicación social nunca fue capaz de generar credibilidaden las acciones de gobierno que, aunque pocas, deberían haberse difundido con mucho más que simples comunicados de prensa y uno que otro video.
En suma, no hubo políticas públicas para Morelos. La falta de experiencia, capacidades, preparación y visión de los funcionarios responsables de las diferentes áreas fue notoria. Siempre faltaba algo, no cuadraban las cuentas y los resultados dejaban mucho que desear. Los problemas estaban ahí, siguieron ahí y hasta se incrementaron. No hubo políticas que ayudaran a resolverlos. El ejercicio de gobierno se limitó a ejercer el presupuesto.
Podría decirse mucho acerca de lo que dejó de hacerse. Pero, ahora lo importante, es que la gobernadora electa ha desarrollado una serie de actividades, a lo largo de todos los municipios y con todos los sectores económicos y sociales, que dejan claras las pretensiones de su administración, como dijo, en territorio y no en el escritorio. Me parece que Margarita González Saravia apuesta por la formulación de políticas públicas, basadas en lo que en la Administración Pública denominamos como “la nueva gobernanza”.
Bajo esta visión, no solamente se trata de que el gobierno tenga capacidades potenciales y ejercicio de sus funciones cotidianas, sino que involucre y haga partícipes de las soluciones a los sectores, públicos y privados, que se verán beneficiados con nuevos planes y programas de gobierno, esfuerzos encabezados y dirigidos por la propia titular electa del Ejecutivo estatal.
Fueron muy bien recibidos los planteamientos y la presentación de la primera parte de su equipo de trabajo, conformado por cuatro mujeres y un hombre, acompañado del anuncio de la próxima presentación de propuestas de reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Estatal, teniendo ya los proyectos para el desarrollo de políticas públicas incluyentes y proactivas, para la atención a la mujer, el bienestar social, la salud,la cultura y la educación.
Destaca, por supuesto, la creación de la Secretaría de la Mujer y la del Bienestar, mismasque llevarán a una recomposición orgánica y de las relaciones entre la sociedad y el gobierno, abriendo la posibilidad de mayores alcances y de abatir los rezagos que las actuales instituciones no han sido capaces de resolver. Y para ello, las nuevas políticas públicas de las que hablamos resultan fundamentales.
Y para iniciados:
Los chambistas de la burocracia estatal, ahora sí ya andan muy preocupados por su futuro laboral después del primero de octubre. Contaban con la promesa de ser llevados a donde fuera su saliente jefe, Cuauhtémoc Blanco Bravo. Pero, como Claudia Sheinbaum ya dejó muy claro que no será invitado a formar parte de su gobierno, los inquieta que las plazas en la Cámara de Diputados apenas alcanzarán para unos cuantos. Bueno, no a todos pasa lo mismo. Hay algunos que, más bien, comienzan a comerse las uñas porque las auditorías cada vez están más cerca de comenzar y temen tener que gastarse los milloncitos guardados en defenderse, para no caer como huéspedes distinguidos en Atlacholoaya.
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