• Ya no es la época de la corazonada ni de improvisar.
• No se trata de solo política, el enfoque es ideológico.
Lo que viene es una realidad que en poco tiempo puede desdibujar la sonrisa de aquellas coaliciones que hoy no paran de celebrar victoria, ni abandonan el fulgor del bombardeo amoroso por un logro, ni quieren dejar el dulce efecto de mirar la misma ventana, pero ahora con otros ojos llenos de ilusión y, en este caso, lo que viene y por lo que llegó, no se debe a una política rutinaria, costumbrista, usual y tradicional donde siempre las decisiones son las mismas para los mismos problemas y demandas, -con los mismos o peores resultados-, porque hoy, no se tratará de solo política, el enfoque es ideológico; y para asumir y comprender lo que viene, exige y obliga a leer y estudiar… ya no se trata de corazonadas o improvisaciones.
La desatención por sexenios y la omisión a las desigualdades sociales por generaciones, fue el grito avasallador de 35.9 millones de votos en 2024, en su mayoría a favor de los programas sociales y, quien no lo entienda desde ahí, trae una brújula sin magnetismo. Lo que viene, se encarna en dos reiterados pronunciamientos durante esta, aún inacabada y continuista administración: el primero es del actual Presidente y el segundo de la virtual y próxima primer mandataria.
En el primer caso se exalta que México dejó de encarnar el ensayo del controvertido escritor, filósofo, revolucionario y activista político mexicano, José Revueltas: “Un proletariado sin cabeza” y el segundo pronunciamiento es: “la revolución de las conciencias”, el contenido de los documentos básicos de las transformaciones que está propiciando la 4T.
Lo que viene, entre otras cosas, llega por esa indiferencia y desatención a las clases más desfavorecidas: dice José Revueltas en su ensayo: “Un proletariado sin cabeza”: “Al pensar con la clase, la conciencia organizada encuentra en la clase misma el arma material para realizarse como conciencia proletaria, es decir, ya no es una conciencia que esté sola, aislada, sino que al haber logrado que el pensamiento teórico, la ideología proletaria, se “enseñoree” de las masas, se adueñe de ellas, ahora dispone de una fuerza material para la conquista de sus objetivos históricos”.
Cambiemos hoy la descripción de “proletario” y digamos ahora “Pueblo bueno”.
Lo que viene, se puede entender porque está contenido en los documentos básicos para la transformación de la 4T y, sobre “la revolución de las conciencias”, en el texto se lee: “…instalación de una red nacional de promotores de formación política, editores populares, programadores, diseñadores, escritores, artistas, profesores, académicos y científicos para emprender acciones conjuntas de educación popular a favor de la revolución de las conciencias”.
Y continúa: “Descolonización mental de los campesinos adultos y jóvenes: Elaborar materiales didácticos que permitan inculcar a la militancia, la ideología que sostiene a nuestro partido así como los valores que nos dan identidad como un partido de izquierda. Generar en la población la conciencia de la importancia de su participación política y social”.
“Mediante el arte y la cultura impulsar la formación política y revolución cultural de las conciencias”.
Volviendo a “Un proletariado sin cabeza”, un libro insignia para el actual Presidente, escrito por el autor José Revueltas, que conoció la prisión por defender sus ideales y que logró su publicación en 1962 de manera muy precaria y, apareció al calor de una lucha; -si se puede decir- su contenido era necesario por el momento determinado del proceso de la lucha de clases en México.
Ahí se puede leer: “…la restructuración definitiva de la izquierda revolucionaria… deberá convertirse, para ella misma, en el problema primordial a resolver por encima de cualesquiera otros problemas. Hablamos por supuesto de la restructuración de la izquierda revolucionaria dentro de un partido único de la clase obrera”.
A lo que ya es y, a lo que viene, cambiemos la descripción de “clase obrera” y digámosle: “Pueblo bueno” y a “partido único de la clase obrera”, Morena.
En la “revolución de las conciencias”, esos documentos básicos para la transformación de la 4T, dice: “Educación profesional de los jóvenes para poder hacer un cambio generacional y de pensamiento político”. Ahí mismo también se menciona: “Concientizar con formación humanista, pensando y respetando la cultura y cosmovisión de los pueblos originarios y enlazarlos con los acuerdos de la agenda 2030”.
Lo que viene y por lo que llegó, no es una política rutinaria y tradicional donde siempre las decisiones son las mismas para los mismos problemas y demandas con los mismos o peores resultados, porque lo que viene, no se trata de solo política, el enfoque de lo que viene es ideológico y para asumir y comprender lo que viene, se va a exigir y obligar a leer y estudiar, pues ya no se trata de corazonadas o improvisaciones.
Un dato curioso: en México, de 10 personas solo una lee un libro al año, una medio libro, y ocho, nada. Eso incluye a candidatas y candidatos hoy electos.
Es claro captar entonces, que lo que viene, para aquellos integrantes de gobiernos ganadores en coalición que no estén a la atura, en poco tiempo se les puede desdibujar la sonrisa con la que hoy no paran de celebrar victoria.