Un insulto el financiamiento a los partidos nacionales.
En lo que resta del año, casi mil doscientos cincuenta millones de pesos serán repartidos por el Instituto Nacional Electoral (INE) entre los partidos políticos con registro vigente. El reconocimiento a los tres nuevos, PES (de Hugo Éric Flores), FSM (de Pedro Haces) y RSP (del yerno de Elba Esther Gordillo), obligó legalmente a la autoridad a reformular la distribución de los recursos que gastarán, por supuesto provenientes, de nuestros impuestos en los meses de octubre a diciembre.
El financiamiento consta de tres partes. La que comprende sus gastos ordinarios en tiempos no electorales, el de las prerrogativas postales y el que se etiqueta para actividades específicas, que comprenden aquellas a las que están obligados por ley, como la capacitación y la promoción de la cultura política democrática, por ejemplo. Una parte de este financiamiento público es de carácter igualitario, la menor parte, y la otra, la mayor, es decir, el 70%, conforme a la cantidad de votos que obtuvieron en la elección inmediata anterior.
Por lo tanto, el más favorecido, claro que es Morena. Recibirá 392 millones 617 mil pesos. En segundo lugar, el PAN, con 215 millones 731 mil pesos, seguido del PRI que contará con 203 millones 214 mil. Bastante más abajo se encuentran el PRD, con 99 millones, el Verde con 94 millones, Movimiento Ciudadano con 91 millones, el PT que suma 86 millones y el PES que tendrá asignados 23 millones. Cantidades más bajas, pero nada despreciables y muy abultadas para lo que estos partidos representan, la utilidad pública que reportan y que ya sabemos han sido utilizados como negocios familiares o de reducidos grupos que dominan ciertas parcelas de poder.
Los de más reciente reconocimiento por el Tribunal Electoral, tendrán menos porque ya no les será entregado el financiamiento correspondiente al mes de septiembre. RSP y FSM contarán con 19 millones 792 mil pesos cada uno. Claro, no hay que perder de vista que estas cantidades son solamente para los últimos tres meses de este año. El financiamiento del 2021 será superior, puesto que debe contemplar los gastos de campañas electorales.
En efecto, si usted está pensando que suenan esas cantidades millonarias como un insulto para quienes han perdido su trabajo, su negocio, parte o todo su patrimonio, personal o familiar, a consecuencia de la crisis económica producida por la pandemia de COVID-19, por la errada política económica de la autodenominada Cuarta Transformación, o por la combinación de ambas tragedias, está usted en lo correcto, son cantidades que suenan a franco insulto.
Ha habido voces que, como la voz que clama en el desierto, han pedido que los partidos regresen su financiamiento a la Secretaría de Hacienda, que se modifique la ley para que estos recursos puedan utilizarse de otra manera, que sea productiva, que alivie y apoye a salir de la crisis a millones de personas. Voces, como la del presidente de la República, a quien no le hicieron caso. Ah, pero eso sí, para extinguir los fideicomisos destinados al apoyo de la ciencia, la tecnología, el arte y la cultura claro que le hicieron caso y atendieron su solicitud, de manera pronta y expedita.
Si se extinguieron los fideicomisos bajo el argumento de la lucha contra la corrupción y la apuesta por la transparencia ¿no valdría la pena pensar en extinguir el financiamiento también a los partidos corruptos y que no trasparentan el uso de nuestros dineros, en vez de aplicarles multas, que pueden pagar incluso a plazos y en cómodas mensualidades?
Para iniciados
Una de las voces que se alzó para exigir que no se destinaran recursos públicos a los partidos políticos fue la de Jorge Argüelles, claro, cuando todavía no era presidente del PES. Hoy, ¿estaría dispuesto el diputado a renunciar al financiamiento público para su partido a nivel nacional y estatal?
Excelente jueves.
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