México en el concierto mundial, se ha mantenido como una economía emergente, no obstante, sus tasas de crecimiento económico han decepcionado, mantiene un flujo importante de capitales en los mercados de deuda por diferentes razones: la liquidez de su moneda en un régimen de libre flotación, su obligado sometimiento al tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, la disputada autonomía de su Banco Central ante los embates del gobierno por apropiarse de sus Reservas Internacionales, su marco de responsabilidad fiscal y el grado de inversión que mantiene su deuda soberana a pesar de la relación auspiciante que existe entre la Cuarta T y su deficitaria empresa petrolera Pemex, entre algunas otras.
Hay una simbiosis macroeconómica entre el Gobierno Federal y Pemex. Relación que es, además, bastante tóxica e infiel. Bilateralmente mutualista, es decir, ambas entidades obtienen beneficios de ella. Para el gobierno federal, la renta petrolera representa fuente relevante de ingresos, que al cierre de 2023 representó el 6.6% del total. Mientras que, para Pemex, he aquí el perjurio, el gobierno es su principal factor de soporte y, por ende, de fortaleza crediticia, aunque ello dañe la imagen de deuda soberana del país ante las calificadoras internacionales de riesgo.
Los intentos recientes del gobierno federal de reducir la carga fiscal de Pemex con la finalidad de que tenga recursos para su operación, han sido inútiles. Pemex acumula mayores riesgos cada vez: un endeudamiento de corto plazo que hace muy difícil negociar su refinanciamiento, su creciente deuda con proveedores, la baja producción de petróleo en sus refinerías a un 30% de su producción, el disminuido sistema de refinación y la inoperación de Dos Bocas, representan un amplio incremento en pérdidas.
Claudia Sheinbaum en su campaña, recientemente, prometió, de ganar elecciones, continuar con el rescate de PEMEX y CFE. Argumentó, utópicamente, que la estatal PEMEX “es una empresa del pueblo de México, no de un gobernante” que “se acabó la época de las privatizaciones”, así como la estatal eléctrica CFE. Y me refiero a que esas expectativas son una fantasía del segundo piso, es de particular interés del gobernante mexicano Andrés Manuel el sostener en inanición a PEMEX y de paso a CFE.
Hasta la fecha, después de cinco años de un pretendido rescate por la Cuarta Transformación, no ha habido algún interés empresarial por adquirir los restos de la petrolera mexicana, sino que despierta inquietud crediticia ante las calificadoras ya que los vetustos activos con que cuenta PEMEX no garantizan el adeudo financiero que desde hace una década está en situación de solvencia negativa.
Pemex en particular es un desastre, es una empresa quebrada pese a que por un quinquenio el gobierno de AMLO le ha subsidiado miles de millones de dólares tiempo en el que, además, se ha involucrado en proyectos costosísimos como Dos Bocas, casi 25 mil millones de dólares, el triple de lo considerado originalmente, un costo difícil de admitir porque, por ejemplo, la desahuciada refinería de Deer Park que compró México en Texas, produce desde el día uno lo mismo que algún día producirá Dos Bocas y su costo total, asumiendo incluso las pérdidas que tenía de su operación anterior, fue de cerca de mil 600 millones de dólares. Abismal diferencia que demuestra la gran corrupción de la que fue objeto.
La deuda bancaria de Pemex supera con amplitud los cien mil millones de dólares y la deuda con proveedores, que tiene angustiado a todo un sector de la iniciativa privada del país, es de casi 300 mil millones de pesos.
El Fondo Nacional de Infraestructura destinó 2,420 millones de dólares para la compra de 13 centrales eléctricas a IBERDROLA, pero … el gobierno de la Cuarta T por medio de la CFE, no tendrá el control operativo y administrativo, será el fondo privado México Infraestructure Partners quien a través de un fideicomiso de Certificados de Capital de Desarrollo las administrará. El Gobierno de AMLO ha demostrado ser muy mal administrador de empresas, no ofrece certidumbre, como en todo, no es confiable.
A pesar de todo esto, la candidata presidencial de Morena, PT y PVEM, Claudia Sheinbaum, aseguró que mantendrá el rescate de las estatales Petróleos Mexicanos (PEMEX) y Comisión Federal de Electricidad (CFE) de ganar las próximas elecciones de 2 de junio, o sea, cimienta parte de su engañosa campaña, en el fracaso.
Las preguntas: ¿Es así como se establecerá la continuidad de la 4T con el segundo piso cimentado en la corrupción de una planeación fracasada y sin prospectiva positiva? ¿Hay particular interés en Claudia Sheinbaum en defender a toda costa a PEMEX y de paso a la CFE? ¿Obtiene recursos en la corrupta operación de esas dos empresas paraestatales para la campaña oficialista?
Mientras tanto el crimen, la inseguridad y el miedo siguen campeando en todo el país gozando de la impunidad que les otorga el tener abrazos, no balazos.
¡Amigos les dejo como siempre un afectuoso saludo!