Este fin de semana arrancaron formalmente las campañas para renovar las gubernaturas en Chiapas, Morelos, Puebla y Veracruz. Y digo “formalmente” porque ya han estado en campaña desde el año pasado, sólo que disimulaban estarlo y no pedían abiertamente el voto, para evitar sanciones por violentar las restricciones establecidas en las normas electorales.
Candidatas y candidatos oficiales, de Morena y sus partidos aliados, tienen un discurso y un eslogan en común. Seguir haciendo historia, ofrecer continuidad, tratando de convencer a los potenciales electores de que el país y las entidades que gobiernan están bien. Y, si se trata de tocar algún rezago, algún pendiente o alguna promesa incumplida en la presente administración, tienen a quién echarle la culpa, pero en ningún momento reconocen que es este gobierno el que ha fallado.
Por lo que toca a los opositores, si bien sí incluyen las problemáticas locales, su discurso gira más en torno al grave problema de la inseguridad y prometen un cambio, queriendo convencer a los votantes de que ganarán la contienda porque, tanto Andrés Manuel López Obrador como los gobernantes locales, han fallado, han mentido, han robado y han traicionado al pueblo.
Nada de qué extrañarse, pues cada quién está jugando su papel. Sin embargo, sí hay elementos a considerar en lo particular. Pongamos los ejemplos de Morelos. La visita y el discurso de Claudia Sheinbaum en el acto de Margarita González Saravia atrajo la atención de los medios de comunicación nacionales, pero quitó reflectores al discurso de la candidata a gobernador. Elementos como haberse realizado en el Zócalo de Cuernavaca, el corazón político de la entidad o el fondo del discurso de la candidata, resultaron opacados en las notas de prensa por la condena de la candidata presidencial al fiscal general, Uriel Carmona Gándara, como principal responsable de la inseguridad en Morelos.
La veracidad de las palabras de Sheinbaum puede llevarse a debate y debe ser objeto de análisis serios, profundos y fundamentados más allá de ser rentable mediáticamente. Pero, si tan solo hubiese escogido otro momento para esas declaraciones, habría ayudado mucho a que pusiésemos más atención a la propuesta de Margarita que a su pelea contra el fiscal.
El discurso de Lucía Meza Guzmán no solamente era previsible. No tenía alternativa. Era prometer un cambio, dar seguridad y paz a los morelenses. Criticar al gobierno saliente y, aunque sin mencionar su nombre, relacionar a la candidata de Morena con el gobernador peor evaluado del país, Cuauhtémoc Blanco Bravo.
La atención en el mitin de Cuautla se centró en Lucy Meza, no hubo distractores. Haberlo hecho en su municipio de origen envió un mensaje a sus paisanos. Se le notó firme, decidida y segura.
Resultaría ocioso valorar los arranques de campaña por la cantidad de personas que asistieron a escuchar las intervenciones, tomarse fotos o videos con las candidatas, estrechar sus manos o echar porras, pues ya sabemos que suelen inflar las cifras de asistentes y que, como lo hacen los partidos políticos ya por tradición, en su mayoría son acarreados y militantes, pero no son los votantes que decidirán el resultado el próximo 2 de junio. El triunfo y la derrota, de una y otra, estará en manos precisamente de quienes no acudieron a los actos de campaña, de las clases medias que habrán de decidir si salen a votar y por quién. Ahora sí viene lo bueno.
Y para iniciados:
En el debate sobre la licencia de Cuauhtémoc Blanco, para separarse sesenta días de su cargo como gobernador, todavía hay más que agregar. Que el Congreso no aprobara la licencia no es opción, pues únicamente se conseguiría darle más tiempo de fuero constitucional que, sin duda, en los análisis aparece como el tema central. Una vez que haya dejado el cargo, muy probablemente venga una etapa más compleja: la interpretación y forma de aplicación del artículo 55 de la Constitución mexicana. Con independencia de lo que resulte, es un elemento más que nos hace convencernos de la urgente necesidad de reformar y perfeccionar las normas electorales, los vacíos que han permitido todo lo que hemos visto en este largo e inédito proceso electoral.
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