Somos un país y un Morelos en el que caminamos sobre muertos, así de cruda y brutal es la realidad que todos los días viven miles de familias, miles de madres y miles de padres que buscan a sus hijas y a sus hijos desaparecidos, con el «dolor en el alma que no les cura nadie», como afirma Mirna Nereida Medina, la fundadora de un grupo de madres que busca a sus personas desaparecidas en Sinaloa, «Las Rastreadoras», como las nombró en 2015 el periodista Javier Valdez, dos años antes de que a él lo asesinaran por hacer su trabajo.
Las mujeres liderean y capacitan a un grupo a realizar las tareas que el Estado no está haciendo: encontrar e identificar los restos humanos de personas desaparecidas. Con palas, con tubos de metal que terminan en punta de lanza, escarban en la tierra, la huelen, encuentran cadáveres, a veces de animales, a veces de humanos y recopilan huesos. «Mira, aquí están los deditos, mira aquí hay unos que parecen de la muñeca», así se les oye comentar a las madres rastreadoras en el documental, quejándose de la labor de la Fiscalía estatal porque no termina de recuperar los restos.
En México hay una tragedia dolorosísima. Desde que arrancó la guerra contra el narco hay miles de personas desaparecidas. El documental cuenta parte de esta historia entre 2015 y 2018. En los casi 6 años que van del presente sexenio, las cifras oficiales de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) dan cuenta de 31,399 personas desaparecidas y no localizadas. De 2006 a 2018, la misma CNB notifica de 51,891 personas desaparecidas y no localizadas. De continuar esta tendencia, al final de este sexenio, podría superarse la cifra de los dos sexenios de Calderón y Peña juntos.
Esto es una verdadera tragedia.
Los colectivos de madres de búsqueda de desaparecidos ya se replican por otros estados. No solo en Sinaloa, sino en Tamaulipas, en Chihuahua, en Guanajuato. La vida de madres que se han visto obligadas a buscar a sus quinceañeras perdidas o a sus hijos veinteañeros o a sus esposos son cada vez más frecuentes. Somos un país de personas desaparecidas, de fosas clandestinas, de madres buscadoras o de las que pasaron su vida buscando a su hija o hijo sin encontrarlos.
Y no todos los casos de las personas desaparecidas se hacen mediáticos, como los de Debanhi Escobar o el de Yolanda Martínez en Nuevo León. Todos los días siguen desapareciendo jóvenes como Roberto, el hijo de Mirna, o como las y los jóvenes migrantes centroamericanos que pasan por México en camino hacia EU y que se cruzan con el crimen organizado que les secuestra y les arrebata la vida.
El sexenio de AMLO ha quedado a deber en seguridad, en justicia y en la verdad.
Muchas personas que votaron por él siguen esperando que haya resultados. Cierto es que sigue siendo muy popular, su carisma le ha servido de teflón ante la realidad de un país en el que ni la seguridad ni la economía mejoran, no obstante, nos queda claro que no se gobierna con popularidad.
En México se ha olvidado a las madres buscadoras para ayudarlas y sobre todo que desde la autoridad se haga lo que ellas han venido a hacer, a grado tal que mejor en España, su labor ha sido reconocida y el Rey Felipe VI ha expresado admiración y respeto por la perseverancia y coraje del colectivo Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco, entregándoles el Premio de Derechos Humanos Rey de España, a unas madres representantes de este colectivo formado por 400 familias, el pasado 13 de marzo de 2024 en Alcalá de Henares (Madrid).
La fundadora y coordinadora de FUNDEJ, Guadalupe Aguilar, dijo que al recibir ese premio que «junto con mis hermanas de dolor, nos llenamos de esperanza y fuerza para seguir adelante en esta labor», se sienten apoyadas y acompañadas en este camino en defensa de los derechos humanos de sus hijos.
Por su parte el Rey de España precisó la esperanza de que ese reconocimiento sirva como un tributo a la labor del colectivo pero también como un recordatorio del poder de la acción colectiva en la lucha contra la injusticia y el olvido, dijo.
Quede la reflexión acerca de lo que están dejando de hacer quienes se comprometieron a cumplir y hacer cumplir la Constitución de México.