En la actualidad, la pregunta que salta por obviedad es: ¿para qué tipo de mexicanos sí y a cuáles otros mexicanos no, se permite el privilegio a que la bandera del país esté presente, izada y ondeando durante una manifestación en la Plaza de la Constitución o Zócalo?
¿Para quienes sí y para quiénes no, se le da vida al asta que tiene una altura de 100.6 metros, pesa 120 toneladas y soporta una bandera de 230 kilos y que mide 50 metros de largo por 28.6 metros de ancho?
Hoy, cualquiera puede buscar en internet, analizar fotografías de distintas épocas de administraciones sexenales, encontrar situaciones, circunstancias, trances, coyunturas o etapas históricas que van marcando la vida y el desarrollo de México y en esas imágenes, se destaca la bandera tricolor en medio de la Plaza de la Constitución rodeada por ciudadanos que colman y rebosan sus 46 mil 800 m² de superficie.
La bandera de México, distingue a los mexicanos como nación independiente, con libertad, con igualdad, en unidad y respeto a sus derechos y por eso ¡ahí está! Presente siempre en la plancha del Zócalo; pero, ha sido en este sexenio que ya agoniza, cuando de pronto, la monumental bandera que se supone debería de ondear diariamente en el asta, ¡no está!
Las banderas en el Mundo, unen a las personas en torno a un objetivo común, fortalecen el sentido de unidad y solidaridad entre los ciudadanos. Sin embargo, también pueden ser utilizadas para dividir, discriminar o excluir a grupos que piensan distinto o tienen otros intereses y es por ello que se debe siempre resaltar que es primordial utilizar los símbolos patrios de manera inclusiva y respetuosa.
En últimas fechas, la bandera de México desaparece y deja de ondear en el asta cuando el espíritu que da sentido al concepto de Democracia, a través de la presencia de miles de personas que hacen uso de la Plaza de la Constitución para manifestar su derecho a disentir. Para esas otras y esos otros mexicanos, la bandera no les cobija.
No hay que olvidar que en la Carta Magna, en el Capítulo II que habla de los mexicanos, el Artículo 30 dice que la nacionalidad mexicana se adquiere por nacimiento o por Naturalización y de acuerdo con la Ley Sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales, en su Artículo 16 se establece que la Bandera Nacional permanecerá izada todos los días del año, salvo en casos fortuitos o de fuerza mayor.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación y los Tribunales Colegiados han dicho que el CASO FORTUITO implica un evento de la NATURALEZA que es IMPREDECIBLE y que FUERZA MAYOR, implica un evento CAUSADO por el hombre que es INEVITABLE. Claramente dice: CAUSADO, se refiere a un acto o hecho en el momento pasado; eso no justifica el argumento de quitar la bandera porque se tiene la certeza de que alguien la va mancillar. Solo se puede entender que se da la orden de omitir la colocación de la bandera en lo alto del asta de 100 metros, cuando la disidencia en su derecho se va a manifestar, pues muy seguramente dentro de Palacio Nacional hay oráculos y nigromantes que adivinan el futuro y esos agoreros brincan el tiempo y el espacio y afirman que la van a dañar.
La realidad es que alguien con la facultad y el poder para encarar y soltar que no le “vengan con que la Ley es la Ley” omite a discreción y capricho aquello que señala el Artículo 16 de la Ley Sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales.
El punto aquí es que hoy, antes de realizarse el derecho a manifestarse como ciudadanos ante el gobierno que fue electo por la vía democrática de las urnas, el lábaro patrio desaparece, no se iza la bandera, el asta luce vacía y -sería igual de infantil pensar como la raíz y el origen de la instrucción- si se cree o piensa que se da esa orden ilegítima porque es Fuerza Mayor o Caso Fortuito.
Es claro que quiénes sean los grupos que se manifiesten, a todas esas ciudadanas junto con todos los ciudadanos participantes, se les encuadra y encajona desde un púlpito mañanero con el tamiz de una doctrina que los clasifica de adversarios, opositores, conservadores, oligarcas, mafia del poder, oportunistas, demagogos, enemigos, politiqueros o lo que se ocurra según el contexto acomodaticio en un papel de víctima para así lograr polarizar y en la mayoría de los casos, calumniar las expresiones, sean previas o posteriores en una Plaza de la República ya también hoy amurallada.
En la misma página de gobierno federal, dice que la Bandera mexicana, además de ser un símbolo patrio y representar el espíritu de unidad, valor y patriotismo, es un elemento unificador; -y agrega que- es una expresión auténtica de nuestros orígenes, así como del deseo de fortalecer el sentido de identidad nacional, como país independiente y soberano pues basta recordar que fue a mediados del siglo XIX, con la llegada de Benito Juárez a la presidencia del país que como consecuencia de la separación del estado con la iglesia, se determinó el cambió del significado de los colores en la bandera de México y desde entonces el Verde representa la Esperanza; el Blanco la Unidad y el Rojo: la sangre de los héroes nacionales.
Desde el nivel básico se nos enseña que la bandera de un país o colectivo es un símbolo poderoso que representa su identidad y valores, se nos reitera que una bandera es un recordatorio visual de la historia, la cultura y los logros de una nación y brinda un sentido de pertenencia y orgullo a sus ciudadanos.
Entonces, ¿la bandera de México, si es para mexicanos?