El presidente Andrés Manuel López Obrador, a pesar del nivel de avance en la ejecución de los megaproyectos y su elevado costo para los contribuyentes, ha inaugurado total o parcialmente algunas obras de infraestructura representativas de su sexenio, como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), la refinería Olmeca en Dos Bocas y el Tren Maya.
De los proyectos no es claro si serán rentables socialmente hablando, hasta el momento no tienen resultados. Es decir, los beneficios para la sociedad, suponiendo que existan, deben ser mayores a sus costos de construcción, operación y mantenimiento, incluidos los costos medioambientales, hasta ahora solo han sido gasto.
Estos proyectos no cuentan, tan siquiera, con un análisis costo-beneficio mediante el cual demuestre con grado de certidumbre que tendrán rentabilidad social neta, ese estudio no está en el INAI porque no existe, o bien, son de dudosa calidad, los hacen ilegales al no cumplir con lo que estipula la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria. Dijo Andrés Manuel, no me vengan con el cuento de que la Ley es la Ley.
Cada seis años ocurre la heredad presidencial. Los nuevos gobiernos esperan que el legado que puede dejar el gobierno saliente es endosar instituciones que garanticen que la construcción de infraestructura pública no dependa de caprichos políticos, por lo que, se estima que la presidenta entrante se las verá difícil para concluir obras que se suponían inauguradas y que, además, carecen de presupuesto.
La falta de planeación adecuada de estas obras, que se refleja en su descontrol, poca utilización, retrasos y sobrecostos significativos; es posible que algunas de ellas o, incluso todas, tiendan a convertirse en lo que en común terminología económica se conoce como “elefantes blancos”.
Proyectos gravosos cuyo dispendio en infraestructura los convirtieron sin utilidad social real que justificara su construcción con recursos públicos. Obras que, resultaron contraproducentes al limitar el crecimiento de largo plazo de las economías locales ya que desviaron recursos que pudieron destinarse a programas sociales o proyectos de inversión que sí contribuyeran a mejorar el capital humano, productividad y acceso de la población a insumos productivos. En la actualidad es el ejército que, con pingües utilidades y buenos, buenísimos salarios disfrutan de lo que no producen los proyectos, sino del subsidio federal.
Mencionamos los proyectos que sufren de la albina elefantiasis económica de la Cuarta T. Los que no hacen olvidar a la Mega Farmacia del Bienestar que también adolece del mismo mal, con un perverso e inhumano perjuicio social al dejar sin medicamentos a seres con cáncer o con enfermedades de preferente atención.
El hecho que este gobierno lidere en el desarrollo de grandes paquidermos blancos, significa que sean los únicos o los exclusivos.
Siendo presidente Felipe Calderón Hinojosa el 14 de abril 2009 el entonces director de Petróleos Mexicanos, Jesús Federico Reyes-Heroles González-Garza, informó la construcción de un complejo en refinación que sería instalado en la comunidad rural de Atitalaquia, Hidalgo en el mero centro del país.
La obra prometía cambiar la vida del pueblo, que dependía sobre todo de la siembra de maíz, frijol, alfalfa y cebada, se esperaba una inversión mayor a US$9.000 millones. Como ocurre con estos mega proyectos a los vecinos se les ofreció empleo y oportunidades de negocios para casi todos, con tal de conciliarlos y obtener su aceptación.
Fue una burla. Siete años después, del magno proyecto sólo se construyó un muro para cercar las 700 hectáreas donde se instalaría. Cuando les pagaron sus terrenos muchos campesinos compraron camiones de carga, retroexcavadoras o camionetas, esperaban un contrato en la construcción de la refinería y las carreteras que contemplaba el proyecto.
Algunos empresarios de la región construyeron hoteles, restaurantes o crearon comercios de ropa y otras mercancías. Pero … del proyecto de la refinería que iba a cambiar la vida de Atitalaquia solo … quedó un muro.
Habría que ver cuáles son las amargas consecuencias que hay al derredor de Dos Bocas, del Tren Maya, del AIFA, Elefantes Blancos creados por la Cuarta T, que dejan a crédulos incautos vecinos del AIFA viendo pal camino, ni siquiera la Doña de las tlayudas tuvo prosperidad con un proyecto que nació muerto.
Efecto similar y contrario se dio con los empresarios que se acercaron al Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, sufrieron la cancelación del mismo con consecuencias mayúsculas que jamás imaginaron al confiar en AMLO y seguir su proyecto Alternativo de Nación.
Entre ellos Carlos Slim quien con su estatura empresarial actualmente finiquita los contratos que con el Gobierno Federal tiene, pero vaya que se ha llevado sus descolones. El último, este martes cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que, aunque les moleste a los medios y al ingeniero Carlos Slim, la rehabilitación de carreteras del sureste del país estará a cargo de los ingenieros militares de la SEDENA para ahorrar recursos y que no haya transa en las obras, otro raspón al magnate de los celulares.
Demostrado está, AMLO no respeta palabra y menos la suya, te friegas Slim.
Hoy como dice, sin recato, en referencia a la polémica intervención del Ejecutivo en el Judicial, los empina, como hiciera antier con el ministro en retiro Arturo Zaldívar. Pregunto: Quién miente presidente, ¿los dos, el jurista Zaldívar o como siempre, ¡usted!?
Amigos la semana tiene siete días y ¡gracias a Dios es viernes!