Han surgido muchas dudas acerca de la credibilidad que se puede tener en las encuestas prelectorales.
Una comparación entre los resultados de una treintena de ellas, incluso hablando de las empresas más reconocidas y con mayor antigüedad en el mercado, nos deja ver que sus resultados difieren bastante entre sí, y no por cinco o siete puntos, sino hasta por cincuentao sesenta, midiendo, supuestamente las mimas variables. Y eso no es concebible técnica y científicamente hablando.
Tras la presentación de ayer del Tracking Poll de Consulting & Research Estadística Aplicada, en asociación con Irradia Noticias y Media Video, confirmamos, como ha venido sucediendo en los pasados 14 ejercicios estadísticos de este mismo tipo, que hemos realizado desde el año pasado, las preferencias en lo general a favor del partido político oficial, Morena, así como una cerrada competencia en el ámbito estatal frente a sus partidos opositores.
Si bien en el estado de Morelos, si las elecciones se hubiesen efectuado el fin de semana pasado, muy probablemente las habría ganado Claudia Sheinbaum, para la presidencia de la República, por lo que toca a la gubernatura, las dos principales aspirantes, Margarita González Saravia y Lucía Meza Guzmán, habrían tenido posibilidades de ganar, en un conteo de votos que podría haber sido de infarto, dado el margen de error que las separa en nuestros resultados.
Sin embargo, cuando nos pusimos a revisar los resultados que han publicado otras casas encuestadoras nos surgieron muchas dudas sobre qué está sucediendo, pues nunca se habían presentado números tan distantes entre unas y otras. Y no hablamos de esas encuestadoras que nacen para los periodos electorales y luego desaparecen, sino de las que ya sabemos que han permanecido a lo largo del tiempo y se han ganado más o menos prestigio.
En elecciones anteriores, hicimos el ejercicio de obtener las medias de varias encuestadorasreconocidas y los resultados solían coincidir aceptablemente. Sólo que entonces no éramos tantas ni teníamos resultados tan diferentes. Un ejemplo claro de ello: si tomamos los últimos resultados de diez de las encuestadoras más prestigiadas y los promediamos, Claudia Sheinbaum obtiene una preferencia de intención de voto del 63%, mientras Xóchitl Gálvez alcanza 30%. Una diferencia de 33 puntos, en promedio, a favor de la candidata oficial, a nivel nacional.
Aunque pueda sonar lógico para ciertas personas que, en los resultados de una encuestadora, Sheinbaum obtenga 63 puntos de diferencia a su favor, en la más alta, y en la más baja, 17 puntos, también a su favor, no deja menos que sorprendernos y llamar a la sospecha.
En las democracias consolidadas es impensable que metan mano a los resultados de las encuestas preelectorales. Y, sabemos también que, cuando se han tratado de tomar, equivocadamente, a las encuestas como métodos premonitorios, regularmente fallan, porque no son para eso, aunque así lo quieran creer algunos. Las encuestas sirven para explorar determinadas realidades, en un tiempo específico, y explicarlas, pero no son bolas mágicas ni artes adivinatorias. Nada más que en México, un país donde la corrupción no sólo no ha acabado, sino quizá hasta se ha incrementado, las dudas sobre el cumplimiento ético son cada vez mayores.
Y para iniciados:
El comunicado de prensa con el que el Poder Ejecutivo, léase Cuauhtémoc Blanco Bravo, intenta desacreditar la denuncia hecha por Lucy Meza, en compañía de los líderes partidarios de la coalición opositora es francamente insuficiente. La acusación, con documentos oficiales en la mano, sobre un presunto desvío de más de tres mil millones de pesos, amerita mucho más que decir simplemente que en Morelos hay “transparencia, eficiencia y responsabilidad en el manejo de los recursos públicos”, negando un “desfalco en las finanzas estatales”. Una denuncia de esta naturaleza no debería quedar en lo mediático, sino trascender y ser investigada a fondo.
La información es PODER!!!