El Presidente, en el paroxismo de la arenga y el clímax de la doctrina, fue contundente y claro: “…se acabó ese pinche modelo…” haciendo puntual referencia, a “…36 años que tardó el llamado neoliberalismo…”.
Según la aritmética básica que impartieron también los “neoliberales” en el marco de esos 36 años y que recientemente relució en la prueba PISA, -que evalúa las habilidades y conocimientos de los estudiantes de 15 años en lectura, matemáticas y ciencias- el pinche modelo al que se refirió el Presidente Andrés Manuel, inició con el PRI de Miguel de la Madrid desde el año 1982, luego vino el PRI de Carlos Salinas de Gortari en 1988, -el mismo año en que el actual Presidente renunció a ese partido político tricolor, luego de haberse incorporado lleno de esperanza en 1976- después de Salinas de Gortari, continuó el PRI de Ernesto Zedillo Ponce de León, al que le tocó la transición con el PAN en el año 2000, cuando llega Vicente Fox Quezada a la silla presidencial y da fin a 71 años de continuidad sexenal del PRI, y luego de Vicente Fox, fue la continuidad del panismo con el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, y enseguida, regresó el PRI con Enrique Peña Nieto, después de una pausa de 12 años, y así entonces, de acuerdo a los cálculos realizados por el actual primer mandatario, es en el año 2018, cuando se acaba lo pinche y llega el modelo 4T.
O sea; de 1982 a 2018, son 36 años, seis sexenios pinches con sus respectivos seis presidentes idem, antes que llegara MORENA con López Obrador, quien afirma -sin quedarse atrás- que del año 2024 hasta el 2030, su partido, va a continuar, como lo hicieron en su oportunidad y temporalidad, los del modelo anterior.
Para no cometer error sobre el origen y contexto de esta peculiar “pincheanidad”, retomo la versión estenográfica del 9 de diciembre de 2023, en Pungarabato, Guerrero, cuando Andrés Manuel López Obrador, encabezó los Programas para el Bienestar en aquel estado que aún vive la devastación del huracán Otis, que experimentó vientos superiores a 270 km/h. el pasado 25 de octubre de este año.
El Presidente, allí, con el acostumbrado tono de exaltación extrema de los afectos y pasiones que le distinguieron en campaña, ilustraba capítulos de la historia política en México, al pueblo bueno: “…se llevaban todo, saqueaban todo, en los 36 años que tardó el llamado neoliberalismo, que no es más que neoporfirismo, porque eso fue lo que pasó en la época de Porfirio Díaz. Y nos los presentaron ahora en los últimos tiempos como la novedad. No, eso era lo que aplicaban durante la dictadura de Porfirio Díaz, él fue el que les entregó el petróleo a los extranjeros, él entregó las minas a los extranjeros, él entregó los ferrocarriles, él les quitó la tierra a los campesinos, sobre todo a los indígenas, a los yaquis, a los mayos; él reprimió al pueblo, esclavizó al pueblo…”
Hay que reconocer que cautivó a propios y extraños, ahí estaba Andrés Manuel, el de la izquierda que fascinó a los millones de personas que lo llevaron a vivir en Palacio Nacional desde 2018.
En la fluidez narrativa de su doctrina, alejado de las pausas, el silencio y la lentitud descriptiva en sus mañaneras, le brillaban los ojos, no dudaba ni justificaba, porque preparaba el clímax para salir al día siguiente en las primeras planas.
“…Pues ese modelo es el que querían de nuevo mantener eternamente en nuestro país, nada más que el pueblo dijo ‘basta’ y se acabó ese pinche modelo…”
Hizo un silencio, no esperaba aplausos, se le notaba repasando en su mente la historia, nadie del auditorio interrumpió y entonces siguió…
“…Y solamente cuando había elecciones repartían migajas, dádivas, ahí es cuando traían materiales de construcción, despensa, frijol con gorgojo, chivos, puercos, cochinos, marranos, cerdos. Eso es lo que son. Ahora alcanza el presupuesto porque no hay corrupción…”
¡Bravo! Conmovedor. No cabe duda que sabe cómo formar un constructo mental en las masas, dar los elementos para adornar un escenario emotivo, envolver un elocuente paisaje para regalo, crear una narrativa necesaria mediante el oportuno discurso en un aquí y ahora.
¡Bravo! 10 en persuasión. Pero al margen de este don verbal… la pregunta es ¿y las otras pinches, pa´cuándo?
El derecho de piso, la falta de medicamentos para personas con VIH y Cáncer, la violencia hacia las mujeres, los secuestros, las desapariciones, el tráfico de influencias, el nepotismo, el conflicto de interés, la corrupción comprobada por medio de las vías de transparencia, los amparos descarados y a modo, las mentiras oficiales llamadas “verdad histórica”, los robos, las agresiones policiacas y militares, la depredación al medio ambiente y las reservas ecológicas, la falta de servicios públicos, las intervenciones telefónicas, las persecuciones a los que piensan distinto, las intimidaciones a comunicadores, la falta de atención a los afectados por desastres naturales, el enriquecimiento ilícito, la violación cínica y sistemática de los derechos humanos, la incertidumbre laboral, el olvido al campo, la discriminación, la creación de grupos de autodefensa que incluye niños por la presencia de la delincuencia organizada en comunidades rurales, alejadas y también en las urbes, las complicidades con el narco, la impunidad, la inseguridad, los asesinatos…
Y así, linduras redundantes que a la fecha quitan el sueño, están inmersas y se pueden enumerar en un país democrático y agregarlas en una extensa carta simulando dirigirla a Santa Claus de parte del pueblo bueno y que, por desgracia, sin ser narrativa politiquera, demagógica o sarcasmo, describen hoy mismo, cosas que son y están pinches y aún se presentan, con o sin un vilipendiado modelo neoliberal que arrancó hace 36 años.