Hace 30 años la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 3 de diciembre como “Día Internacional de las Personas con Discapacidad”, y apenas hace 15 años que México suscribió la Convención Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y ratificó su Protocolo Facultativo. Esto nos revela una dato importante acerca de la discapacidad: si bien se empieza a viabilizar la situación de vulnerabilidad en que se encuentran las personas Discapacitadas en general, en lo particular podemos afirmar que el género femenino se encuentra al final del tema en políticas públicas.
En México, acuerdo con el último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 6.2 millones de personas viven en condición de discapacidad, y las mujeres son las últimas de la fila en el tema de la inclusión, pues se encuentran en una condición de desigualdad con relación a los hombres, de manera que la CNDH al hablar sobre la desigualdad y discriminación interseccional a la que están expuestas niñas, adolescentes y mujeres adultas y mayores con discapacidad, afirma que no obstante ser uno de los grupos de atención prioritaria por el mayor rezago en que se encuentran por cuanto a su inclusión en las políticas públicas, la igualdad sustantiva y el ejercicio pleno de los derechos, sin embargo, el avance no ha sido significativo.
Los problemas que enfrentan frecuentemente son los los que afectan sus derechos fundamentales, pues difícilmente acceden a la educación inclusiva, empleo, vivienda accesible, adecuada y adaptable; a sus derechos sexuales y reproductivos, sexualidad y salud, así como una vida libre de violencia.
La Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2022, precisa que las mujeres con discapacidad manifiestan no recibir apoyos de programas sociales en un 49.7%, 10 puntos más que los hombres.
Y una diferencia importante se encuentra en el índice de analfabetismo, mismo que registra casi 6 puntos más que los hombres con discapacidad (12.2%), siendo las mujeres con discapacidad el grupo más discriminado, seguido por el de las mujeres indígenas con 16.1% y las mujeres mayores con 14.6%.
Y si hablamos de violencia, el panorama no es nada alentador pues en la Ciudad de México, nos dice la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) que en 2021, el 80.9% de mujeres con discapacidad de 15 años y más se encuentran en esa Ciudad, y en en la misma Ciudad, en contraste, las mujeres sin discapacidad enfrentaron esa violencia en un 74.2%, cifra que aun cuando es alta resulta menor; es decir, las mujeres sin discapacidad o con discapacidad sufren altos índices de violencias, y no se diga si son indígenas o afrodescendientes.
Evidentemente nos queda mucho por hacer cuando de las personas con discapacidad se trata, porque existe un gran rezago, pero pero aún y hablamos del género femenino, por eso es importante no sólo visibilizar temas, sino incidir en políticas públicas que permitan la atención completa y oportuna de todas las personas que viven en esta situación, empezando por el grupo de las mujeres, englobando niñas, jóvenes y adultas mayores.