La presentación de los resultados de las encuestas de Morena dejó ya en firme la decisión de que Margarita González Saravia será su candidata a gobernadora del estado de Morelos en el 2024, sin duda la mejor posicionada de las mujeres morenistas que fueron consideradas.
Se trató, como para las otras ocho entidades federativas, de una encuesta oficial y dos encuestas espejo, con la intención de no dejar lugar a dudas sobre la certeza y precisión de los resultados. En lo general, no hubo ningún caso, en ninguno de los estudios demoscópicos presentados, en que los resultados se alejaran sensiblemente alguno de otros. Resultaron mucho muy similares.
La manera de presentarlos, entidad por entidad, con la presencia de los aspirantes y transmitiéndolo en tiempo real por las redes sociales, abonó a darle credibilidad mediática a este inédito ejercicio. Además, el aparente mal cálculo de los tiempos que llevó a culminar las asignaciones de las candidaturas hasta pasadas las cuatro de la madrugada del 11 de noviembre, hizo que la atención se posara más en la especulación sobre el tipo de negociaciones que podrían estarse llevando a cabo para designar a la joya de la corona, la candidatura para la Ciudad de México, que en los propios resultados.
Morena, con sus aliados, lograron sus objetivos. Designaron candidaturas, llamaron la atención de ese promedio de 15% de los mexicanos que están muy interesados en la política, que se corrobora con sus propias mediciones e impidieron sobresaltos, al menos por el momento.
Sin embargo, hay muchos detalles a observarse que restan credibilidad al proceso. Comencemos por las fechas. El jueves 12 de octubre se dieron a conocer los nombres de quienes participarían en las encuestas, mismos que fueron citados en la Ciudad de México al siguiente lunes 16 para, cito a Mario Delgado, “darles a conocer cómo se va a llevar a cabo la encuesta final”. Todos los que seguimos el proceso pensamos que las encuestas se levantarían una o dos semanas después para que los encuestadores tuvieran tiempo de elaborar los informes correspondientes.
Y ¿qué cree? Cuando citaron a los aspirantes, el 16, o ya estaban hechas las encuestas o estaban por terminar de realizarse las entrevistas, según la entidad de que se tratara. Ahí están las fechas de levantamiento que fueron informadas el viernes. Eso significa que, además de que engañaron a los aspirantes, y a todos los demás, haciéndoles pensar que todavía no se llevaban a cabo las encuestas, tuvieron guardados los resultados casi un mes. ¿Qué sucedió en todo ese tiempo? Solamente lo saben en Palacio Nacional, algunos miembros de la cúpula morenista y quizá un par del gobierno del estado.
Ahora bien, en el caso de Morelos, la primera encuesta, la de reconocimiento coincidió plenamente con la que habíamos presentado en Irradia y en la encuesta final también coincidieron las variaciones por las que, en algunos aspectos, cercanía con la gente u honestidad, por ejemplo, ganaba uno u otro de los aspirantes, nada más que con la diferencia de que uno de los contendientes resultaba extrañamente favorecido y otro extrañamente disminuido en varios indicadores, puesto que tales variaciones resultan técnicamente injustificables en tan poco tiempo.
Encima, la construcción del indicador que asignaba una puntuación final a cada aspirante, por la que parecía haber casi en todas las encuestas un ganador absoluto, deja más dudas que certezas, pues nunca explicaron los criterios para considerar esas variables y en esa magnitud. En Morelos, esos criterios por poco se les salen de control, como puede verse en la tabla correspondiente.
Visto así, de entrada, da la impresión de que fue un tema de negociaciones y no el cuento que nos quisieron contar de una consulta al pueblo, para que fuera el pueblo quien tomara la decisión, no obstante que Margarita González Saravia efectivamente es la mejor posicionada de las mujeres que fueron tomadas en cuenta.
Y para iniciados:
Por si todo lo anterior no fuera suficiente, el gráfico de intención de voto por partidos políticos resulta más que sospechoso. Si fuera tal cual lo presentaron, todos los partidos políticos, menos Morena y el PAN, perderían su registro local por no alcanzar ni el 3% de la votación total y pasaría algo muy similar en otras entidades federativas. ¿A poco le parece a usted creíble que, con todo y lo disminuidos que estén los partidos políticos, que el PRI, el PT, Movimiento Ciudadano y Nueva Alianza no alcanzan el dichoso 3% y que el PAN no llegaría ni al 4%? Ahí están los datos, pero usted tiene la mejor opinión.
La información es PODER!!!