1.- Por la izquierda: Mario
2.- A la espera de dos
3.- derecha
4.- Carta al ISSSTE
1.- La derecha, débil como sabe que está, con cantidad, pero con calidad ínfima, todos sus prospectos cartuchos quemados a los que se les quiere reciclar, pero son tan vistos que es difícil que pasen por eficientes; fueron los que hundieron a la entidad, buscó presionar al dirigente de Nueva Alianza, Mario Luis Salgado, para que se fuera de ese lado, pero en entrevista que le hice reiteró: “estamos de este lado, con Claudia y con la izquierda. Me reuní con algunos de ellos (los de la derecha), pero por cortesía, para el diálogo que siempre es importante en la política, pero el corazón late a la izquierda”.
Mario es un hombre que ha ido forjándose con el paso de los años, no es nuevo en este universo de la política, le ganó a Elba Esther la sección 19 y la conservó, y ahora está al frente del Panal por méritos propios, donde las presiones están al 100, las internas y las externas, y llevar el equilibrio no es sencillo, pero no hay más que resistir, y la mejor de las formas es el trabajo, ampliar el número de registros para el partido y con perfiles de personas de excelente imagen para la comunidad educativa, porque queremos ser aporte para la educación, que es el motor que mueve hacia el progreso y nosotros queremos ir ahí, estar listos, ser parte de la solución, de la transformación de esta entidad y del país”.
Entusiasmado se oye a Mario Luis, hablando de Claudia y de que aquí se irá por el lado de la izquierda; se presentarán argumentos para estar en la unidad por el bien de la entidad, llevar un buen número de afiliados y encontrar las coincidencias en el programa rector para la administración gubernamental que trasforme el estado de cosas que han llevado a la violencia que se padece, y se puede lograr porque es hombre inteligente y emprendedor, de los que dialogan y saben escuchar, que difícilmente van a la cerrazón, sino que siempre muestra apertura, talento y brinda propuestas y soluciones.
Nadie quiere tener en la cartera impresentables, personajes cargados de leyendas negras, riquezas que difícilmente se explicarían, sino una base amplia y es lo que se hace en el Panal; están registrándose personajes dentro de la educación, profesores, ex alumnos, padres de familia y demás, y ahí están los números, la diferencia de antes de Mario y el presente de esta dirigencia, con el mismo Mario Luis y el partido crece, se forma y va a ser cada vez más importante, pero el apoyo se requiere; no basta con desearlo, hay que estar todos los días en la labor, en la búsqueda de senderos nuevos para y por Morelos.
Mario Luis tiene paciencia, argumentos, diálogo, fuerza y constancia para que el Panal sea protagonista por méritos propios, por esfuerzo suyo, por política propositiva, porque la lucha se hace todos los días desde distintos ángulos, pero, sobre todo, por la razón, es lo que sabe mover, para lo cual se requiere cabeza fría y no escuchar el canto de sirenas y de odio que por ahí le pueden sonar cerca porque no abonan a las buenas relaciones.
Profesor por vocación, líder que enfrentó presiones, está en el sendero correcto por bien del partido. Es cuestión de paciencia para que se llegue a feliz final, pero, de entrada, se es de izquierda, se está con Claudia y desde el principio; lejos de la derecha, con la que no se va a ninguna parte, todo apunta a la trasformación que sea para bien de la entidad.
2.- Hasta el 30 de octubre se tiene para saber si a la lista guinda de 4 se agregan cuatro o dos o nada para la encuesta en la entidad, y recalco, si en el agregado no están Rafa Reyes y/o Juan Salgado, no tiene sentido porque sólo se revivirá a graquistas.
3.- La derecha se presentó, los de siempre, nada nuevo, sólo pensando en regresar para volver a hacer negocios desde el poder. Algunos con necesidad, otros sin llenadero.
4.- A continuación una carta de un lector que hace denuncias puntuales en una carta:
A quien corresponda
Hace más de un año acudí a una cita con el médico familiar del ISSSTE. Con la indiferencia de siempre me vio de reojo, al tiempo que se ocupaba de escribir mis datos:
“Doctor, tengo dos problemas de salud, uno que requiere una operación y otro (se lo expliqué con cuidado), a lo que respondió que ‘aquí sólo podemos atender uno a la vez, así que usted elija’. Le respondí a Uriel -así se llama el médico- yo no soy el doctor, usted lo es; valórelo”.
“Estoy de acuerdo, pero usted es el paciente, usted sabe lo que siente, así que elija. Lo de la operación que salga adelante y ya después veremos de qué se trata su otro mal, el que, por lo demás, no se apure, las consecuencias serán menores”.
(Al final se descubrió que era un tumor. En el ISSSTE se pudo trabajar a tiempo para resolver; por lo menos, atender)
El tiempo siguió, pasó más de un año para que se diera la cita previa para la operación, después de caminar de aquí para allá, de análisis en análisis; algunos que se tuvieron que repetir porque la caducidad llegó, al tardar tanto las citas de una a otra, pero nadie reparaba en los gastos de la institución y menos en mi tiempo ni mi dinero.
Las molestias del enfermo, en la citada institución, les da igual, sin que se frenen; a nadie le interesan. Los males son de los otros, la burocracia, de ellos, parece ser el lema en el ISSSTE, ante la falta de protesta de los usuarios y la pésima atención de los representantes sindicales que sólo aparecen de vez en cuando, pero que, en lo general, no le toman importancia. Son tantos sus agremiados que si alguno se molesta, tienen cientos que les halagan los oídos, si es que les llega la información, la que se oculta a la jerarquía para que no tenga algún hipo al desayunar.
Después del batallar descrito, justo en la cita previa para la operación, la doctora solicitó permiso para ausentarse, debía acudir a un simposio, como dijo el recepcionista, quien, sin más, extendió una nueva cita, de julio para agosto, a tres días de la fecha de la cirugía, por lo que se advirtió que seguramente se correría ésta.
Normal, ya en noviembre, en la fila, una profesora estaba feliz porque ese día tendría la cita con el cardiólogo; desde febrero vivía el problema; nueve meses después se abriría la puerta que no era por un hongo en los pies, sino por el corazón.
Así otras historias de citas, pospuestas varias hasta para después de uno o dos meses, y todos los pacientes en silencio se retiraban; algunos con dificultad y lágrimas en los ojos, pero nadie del ISSSTE sentía la menor culpa, menos en la dirección, donde las quejas las batean.
Una señora reclamaba que le dieron la medicina equivocada, y al darse cuenta la autoridad que había ojos que observaban, discretamente se llevó a la joven. No sé en qué terminaría; seguro que darían la medina correcta, pero la pregunta es contundente: ¿cuántas veces equivocan esto?, ¿a cuántos se pone en peligro todos los días?, ¿quién se hace responsable?. Se extiende el certificado de defunción y todo resuelto?. No habrá reclamos, muchas de ellas son personas humildes; ellas y sus familiares que se resignan con la pérdida de sus seres queridos.
De pasada, las plantas las riegan cada 15 días, por eso el estado que guardan. Es otro de los puntos que se deberían reprochar, pero si no se atiende a los pacientes, las plantas que se adapten a la falta de agua o que se mueran.
Porque la señorita doctora fue a su simposium, dejando a sus pacientes para otra ocasión, sin importar la gravedad.
Por el dolor que se intensificaba, busqué apoyo en la medicina privada, donde te miran con signo de pesos; los del lado oficialista con indiferencia; aquéllos para engrosar las cuentas bancarias personales. ¿El servicio social?, es el gran ausente, Los pacientes son un número.
¿Usted sabe de algún doctor que al paso del tiempo le llame para preguntarle cómo está?. Un docente, apenas falta un niño y se está comunicando con la familia para ver si algo sucedió, pero los doctores siempre indiferentes, fríos, ajenos, impersonales.
El médico ofreció una cirugía con un dolor ínfimo, en dos semanas podría volver a trabajar y al despertar de la anestesia empezar a caminar. En el ISSSTE ni la conocen; ahí es abrir al enfermo y un mes para regresar al trabajo, 15 días más y con el dolor multiplicado, pero es el dolor y la recuperación son del paciente, no de los médicos, por eso les da igual en la institución lo que les suceda a los enfermos que, por lo demás, ni protestarán.
Se buscó la incapacidad, pero, imposible, tantos son los requisitos por haberse operado fuera del ISSSTE. Se toma con filosofía y se acudió a trabajar, con algunas dolencias, pero con posibilidades ciertas de salir adelante, y así fue.
Más adelante el otro mal, el médico aconseja análisis caros pero necesarios.
Los resultados son lapidarios.
Se va con el especialista, le hace la gran cuenta y le advierte, “eso si no encuentro nada al abrir, porque si hay algo más, ya es otro precio. Por eso vamos con los análisis, pero le prevengo para que se prepare. Además, después, si requiere el tratamiento, unos 30 mil mensuales”.
El paciente lo mira, sabe que es una víctima y el médico piensa en pagar con ello unos días de vacaciones. Jamás una solución, o paga y se previene con más dinero o no regrese, ahí no se atienden pobretones, “vaya al ISSSTE, busque. Le puedo asegurar que cuando sea una emergencia lo van a operar, pero no sé”, se anticipa y le suelta, “de este lado, si todo sale bien, con más de cien mil pesos le opero y en diez días puede estar de nuevo en su trabajo, si no hay complicaciones”.
El doctor sabe la urgencia, ni por asomo un plan de pagos, aquí los 130 ó 140 de entrada, más algo más por si se requiere. Tolerancia cero, “váyase al ISSSTE”.
“Buscaré el dinero, dice el paciente y en mes y medio nos vemos”.
“No, señor, esto urge”, otro médico dice, “recuerde que cuando la operación es de emergencia es mucho más cara”.
Piensa, si voy al ISSSTE, a urgencias:
- Señorita me siento muy mal, tengo estos problemas.
- Híjole señor, ya ve por no venir a tiempo, ahora busque cita para su médico familiar y ahí se le canalizará al especialista.
- ¿En cuánto tiempo?.
- Eso no lo sé. Ya ve por no venir a tiempo.
- Estuve señorita, se lo dije al doctor, pero aseguró que en el ISSSTE no se atienden dos enfermedades a la vez; sólo una.
Ante esto, el sindicato.
Se encuentra al responsable de la cuestión médica. Pide los análisis, que al día siguiente estará con quien decide. Nada sucede pese a que se explica la gravedad del asunto. Todo lo mira con indiferencia; son tantos casos que los diluye.
Mientras, el mal avanza.
Ni la medicina de los mercenarios, ni la oficial ni el sindicato hacen nada.
Todos somos números. Si uno muere, ni modo; ya estaba destinado, y nadie se hará responsable de ello.
Reportero: Quien escribió esto me envió número de celular, nombre y me pidió que le ayudara a publicarlo. Deseo que sirva para resolver la situación del ISSSTE, sindicato y mercenarios.