Después de un Terremoto queda la cuenta de defunciones, heridos, daños materiales a inmuebles, a la infraestructura urbana y queda un sector que es el más desamparado, recordado hasta el último y en muchas ocasiones ¡olvidado! el damnificado.
En una triste y dolorosa comparación podemos hablar de lo que le ha sucedido al Sector Salud en los últimos diez años.
Me ocupo de ello ya que recientemente ha aparecido en el escenario mañanero y en otros eventos el satánico doctor muerte Hugo López Gatell, el que continua siendo aplaudido y ponderado como ejemplo de funcionario eficaz, eficiente e incorrupto por su hacedor el Doctor en Todología Andrés Manuel López Obrador, de quién por cierto, este miércoles tuviera una arrastrada y lambiscona defensa por parte del periodista Epigmenio Ibarra tocante a la crítica que hicieran algunos medios a la expresión que dijera “no oigo, no oigo”.
Efectivamente algunos medios y periodistas se anticiparon a hacer su crítica no sin antes verificar que AMLO se refería a las preguntas de los asistentes y no a las víctimas de los desaparecidos en Lagos de Moreno, tal y como lo hizo Ciro Gómez Leyva quien si se ocupó de ver el “VAR” de su redacción y que en la mañanera del miércoles fuera nuevamente acusado por lo que no hizo y que él llamaba a cuenta a los demás.
Regreso al tema de las consecuencias telúricas.
López Obrador en su adulación a López Gatell finge demencia respecto a los casi 800 mil muertos en pandemia y que, el satánico, perversamente minimizaba en sus diarias apariciones en “el vespertino”, programa que fue cancelado por el riesgo que tenía ante las múltiples acusaciones y reclamos que le hiciera el pueblo de México, reculando a las mañaneras para cobardemente esconderse tras el faldón de Monseñor de Macuspana.
López Gatell como asesor de cabecera del presidente, interviene en todo lo que se refiere al Sector Salud, borrando de facto la presencia del secretario Alcocer.
Este infame ente, mucho tuvo que ver con la desafortunada desaparición del Seguro Popular, el que entrara en funcionamiento en 2004 como mecanismo de ejecución del Sistema de Protección Social en Salud (SPSS). Este sistema era un esquema de aseguramiento público a través de afiliación voluntaria, dirigido a la población que no contaba con seguridad social vía una relación laboral, en el IMSS, en el ISSSTE o en otra institución de salud pública.
Mediante esta afiliación, las familias beneficiarias recibían el acceso a un conjunto de beneficios de atención médica comprendidos en el Catálogo Universal de Servicios de Salud que contemplaba 284 intervenciones médicas hasta 2019, agrupadas en 5 conglomerados: prevención y promoción en salud, medicina general y de especialidad, urgencias, cirugía general y obstetricia.
Asimismo, otorgaba acceso a servicios médicos de alta especialidad para la atención de enfermedades de alto costo que podían poner en riesgo la vida y el patrimonio familiar mediante el Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos, el cual era operado por la Comisión Nacional de Protección Social en Salud.
El Seguro Popular, creado durante el gobierno de Vicente Fox, se sustentaba en un esquema tripartita con aportaciones del gobierno federal, de los estados y contribuciones de los afiliados conforme a su capacidad económica.
La desaparición del Seguro Popular es lápida para la 4T, el Sector Salud, para López Gatell, para AMLO y para Zoe Robledo. 30 millones de mexicanos quedaron sin servicios de seguridad social. Carencia de servicios que aumentó a 50 millones de mexicanos en el desamparo.
La creación y desaparición del INSABI mostró lo deficiente que es la planeación dictada por López Gatell, su seguidor Juan Ferrer fracasó rotundamente como director de este efímero Instituto, curiosamente, hoy es subsecretario de Salud. Los premios no faltan para los que hacen lo que su Santidad y cardenales dictan. Lo cierto es que alguien va a pagar los platos rotos y es Zoé Robledo quien ahora, con el sistema IMSS-Bienestar, debe dejar, aunque sea, los cimientos de dotar salud a parte de la población que se quedó sin ella.
Andrés Manuel en 2018 emerge como el segundo presidente emanado de la alternancia, muchos esperaban que redujera la extrema desigualdad y la corrupción, como lo había prometido, sin embargo, siendo un líder carismático imbuido de poder fáctico, excedió los límites del liderazgo democrático y abrazó la autocracia como la mejor manera de impulsar su proyecto político. Atacó, con su desaparición, a las Instituciones afectando directamente a millones de mexicanos que hoy diversa su opinión y sin duda su voto.
Si había alguien entusiasmado para ser gobernador de Chiapas era Zoe Robledo. Él fue uno de los ocho funcionarios que levantaron la mano cuando el presidente preguntó si iban a buscar alguna candidatura. Fue él quien tuvo la iniciativa de decenas de giras de trabajo de AMLO hacia el marimbero estado. No había duda de que tenía ganas de ser gobernador.
Este miércoles Zoe Robledo pasó a ser un damnificado político por el mal manejo que ha tenido del Instituto Mexicano del Seguro Social, desde ese día tiene su casa de campaña en el Paseo de la Reforma, ahí cerquita del Sendero de Luz y muy alejado de la Casa Corazón Borraz de Tuxtla Gutiérrez.
Me quedo con el refrán que dice: El que se ríe, se lleva y el que se lleva, se aguanta.
¡Amigos la semana tiene siete días y … gracias a Dios es viernes!