Como muestra del reconocimiento al legado que dejó no tan solo a los morelenses, sino a los mexicanos y habitantes de otras latitudes como Rusia, Cuba, Estados Unidos entre otros países, donde su figura y lucha ha sido sujeta de estudio y admiración desde hace décadas, el presidente municipal de Cuernavaca, José Luis Urióstegui Salgado participó en la tradicional Cabalgata Zapatista que desde hace 13 años se lleva a cabo para celebrar en esta ocasión, el 144 Aniversario del Natalicio del General Emiliano Zapata Salazar en Anenecuilco, municipio de Ayala.
Acompañado de los regidores Víctor Hugo Manzo Godínez, Christian Michel Pérez Jaimes, Jesús Tlacaelel Rosales Puebla y Debendrenath Salazar Solorio, así como del secretario del Ayuntamiento, Carlos de la Rosa Segura y el Coordinador del Consejo Consultivo de Turismo, Marcos Manuel Suarez Gerard, el alcalde de Cuernavaca acudió atendiendo la invitación del Comisariado Ejidal de Anenecuilco, Andrés Javier Medina Centeno y demás organizadores, para sumarse a esta actividad de hombres y mujeres a caballo provenientes de municipios de Morelos y también del estado de Guerrero, Estado de México, Puebla, Jalisco y Ciudad de México, para conmemorar el nacimiento de quien enarboló la lucha por el reconocimiento a los derechos de campesinos e impulsor del Plan de Ayala.
José Luis Urióstegui manifestó su respeto a los ideales del General Emiliano Zapata, coincidir y poner en práctica la defensa a la dignidad humana y la justicia social, trasladándolo a lo que hoy día enfrentan diferentes sectores de la población en Morelos y México.
Esta cabalgata zapatista en la que además participaron autoridades municipales, dirigentes sociales, de organizaciones campesinas, empresarios, legisladores, jóvenes, mujeres, niñas y niños, tuvo un trayecto que partió de la entrada principal de Anenecuilco, pasando por su zócalo, la Museo Casa donde nació el General Emiliano Zapata, para posteriormente pasar por el Huajar, luego la zona conocida como los túneles y concluir con una convivencia de más de 300 jinetes en la antigua Tienda de Raya de Anenecuilco, cuyos vestigios aún se preservan.