COCHES BOMBA ¿AL CATÁLOGO DE LA NORMALIDAD?

Por Irradia Noticias

• Terrorismo

Por: Alejandro Cárdenas.

Hace días, se leía en los encabezados de medios de comunicación electrónicos y tradicionales: “CJNG intensifica uso de coches bomba; emplean explosivos para evitar el acecho: funcionarios”, “Autos bomba, símbolo de rupturas entre grupos criminales: expertos”, “Escala narcoguerra; hallan coche-bomba”, “Intensifica uso de coches bomba”, “Otro atentado terrorista del narco: Explota un coche bomba en región dominada por el CJNG”, “Aseguran coche bomba tras un enfrentamiento entre cárteles”.
Estas, son algunas de las reseñas referentes a los actos violentos entre grupos antagónicos. Sus acciones asombran y obligan al uso de palabras descriptivas comunes en otras latitudes geográficas, ¡pero no en México! por otros rumbos, las explosiones de coches bomba sí están en el rango de usos y costumbres, pero no en México y ojalá no pasen a ser incorporados en la lista negra de distópica normalidad nacional.
La presencia y activación de un coche bomba, sin censura lingüística ni temor se le debe encuadrar y tipificar como terrorismo. No deben ser uno o diez autos cargados de explosivos para nombrarle terrorismo; si los efectos mortales dirigidos con sus inevitables daños colaterales en la población civil son los mismos, entonces la ecuación es sencilla: “Si tiene patas de ganso, pico de ganso, plumas de ganso y para comunicarse grazna como un ganso…” ¡pues me canso que es terrorismo!
Entre los seis encabezados que encontré de manera aleatoria referentes a los coches bomba en Guanajuato y Jalisco en los meses de junio y julio de este 2023, solo una ocasión mencionaron la innombrable palabra.
Calificar un acto como terrorismo es un tema complejo y controversial. Existen diversas definiciones y criterios utilizados por diferentes países y organizaciones internacionales.
Por ejemplo, la ONU menciona que: “Ningún fin justifica los ataques intencionados contra civiles y no combatientes. Los actos terroristas son una violación del derecho a la vida, la libertad, la seguridad, el bienestar y el derecho a vivir sin temor. Por consiguiente, los Estados también tienen la obligación, desde el punto de vista de los derechos humanos, de adoptar y aplicar medidas eficaces para combatir el terrorismo”.
Como sea que se interprete, la intencionalidad de un acto terrorista es causar miedo y terror en la población y ese es el punto nodal. El terrorismo busca el impacto psicológico más allá del daño físico o material que pueda ocasionar.
El terrorismo se diferencia de otras formas de violencia, como los conflictos armados, donde el objetivo es controlar o dominar a una población específica, pero en esta llamada narcoguerra -las formas son el fondo y es negocio- cárteles contrincantes pelean zonas de distribución y venta de drogas. Es evidente que hay enemistad, oposición y rivalidad. Se necesitan solo dos para discutir.
En otras latitudes geográficas, el uso de autos bomba son actos literalmente de terror porque pretenden afectar el orden público y los valores fundamentales de una sociedad. Los actos terroristas en otras partes del mundo suelen dirigirse contra civiles, no combatientes y buscan generar un impacto en la vida cotidiana de la población alterando su sensación de seguridad y socavando la confianza en las instituciones.
Nuestro México es un territorio que abarca una extensión de 1 millón, 964 mil ,375 km2, de los cuales 1 millón, 959 mil ,248 km2, son superficie continental y 5 mil ,127 km2 son superficie insular. A esta superficie, debe añadirse la Zona Económica Exclusiva de mar territorial, que abarca 3 millones, 149 mil ,920 km2, por lo que el total territorial de nuestro país es de 5 millones, 114 mil, 295 km2 y sobre ésta, sin opción a error de percepción, hay más gente buena que mala.
Hay pobreza y en ese menú está señalada la extrema, hay analfabetismo, enfermedades, desempleo, migración por falta de oportunidades, inseguridad y sin duda que en varios de los casos mencionados los niveles son históricos, pero ahora, en la patética lista de esta normalidad nacional, hay un agregado: coches bomba.
Y si estos coches bomba se activan y cumplen su propósito, son un acto de terrorismo en toda regla, sea contra la policía o grupos de cárteles rivales.
El criterio para calificar un acto como terrorismo es un tema complejo y controversial en el ámbito internacional. Sin embargo, haciendo recuento histórico, un acto terrorista tuvo en el inicio, la intencionalidad de generar miedo y terror, sus motivos originalmente eran de naturaleza política o ideológica; pero ahora, el motivo son las llamadas “Plazas” y se da en el país, promovido por la delincuencia organizada.
Recién se sabe, en uno de los casos donde se usó un coche bomba, uno de los orquestadores fue un sicario colombiano del Cartel de Santa Rosa de Lima. Quiso diezmar a policías municipales de Celaya, pero el destino eligió a elementos de la Guardia Nacional; el denominador común en esta ocasión: muerte a las autoridades uniformadas.
Un acto terrorista tiene el objetivo de afectar el orden público, su planificación y coordinación a través del uso de medios violentos; pero, además, ese acto perverso tiene como cereza en el pastel, el desprecio por los derechos humanos y la democracia, cosa que en México si ingresa al catálogo de la normalidad, no se debe de obviar, ni permitir, ni tolerar.

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