La gobernadora, Margarita González Saravia, llevó a cabo ayer un ejercicio inédito de rendición de cuentas. Bajo el lema de “Morelos. La tierra que nos une”, presentó lo que considera son las bases de su periodo de gobierno, a 50 días de haber iniciado su gestión como titular constitucional del Poder Ejecutivo.
Fue notorio para los morelenses que la primera mujer gobernadora de la entidad comenzó sus actividades desde el día siguiente a la recepción de su constancia de mayoría, por parte de las autoridades electorales. Las diferencias con el gobierno saliente, que encabezó Cuauhtémoc Blanco Bravo, se hicieron más que evidentes, al grado que, al concluir su primer mes al frente de la responsabilidad gubernamental, pasó del último lugar que tuvo Blanco en las encuestas de evaluación del desempeño de los gobernadores, al onceavo, según las publicaciones de diferentes casas encuestadoras.
Ella y su equipo sostuvieron, antes incluso de asumir sus cargos, un intenso ritmo de trabajo que llevó a González Saravia a obtener, en nuestra encuesta de Consulting & Research Estadística Aplicada, una aprobación del 61%, mucho muy superior a la que registró su antecesor al final de su mandato, que rondaba el 26%.
La escasa presencia pública del anterior gobernador, múltiples ocasiones señalado porescándalos y por su tendencia a la juerga o al esparcimiento, en lugar de al cumplimiento de sus funciones, crearon condiciones propicias para que cualquier cosa que hiciera la nueva gobernadora cobrara notoriedad. Estaba claro. Ante el descrédito de un gobierno acusado de no trabajar, por lo que habría que empezar era por eso, por mostrar que se trabajaba. Y no uno o dos días a la semana, sino todos, incluidos los sábados y domingos.
Entre los temas que destacó la gobernadora se encuentran los más sensibles para la población morelense, como la seguridad, los programas sociales y el desarrollo económico. La estrategia de formar un equipo, que trabaje en el territorio, escuche y atienda las demandas de la población y a sus diferentes sectores, junto con la presentación de planes y programas, en acuerdo y con el respaldo de las funcionarias y funcionarios del más alto nivel del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, ha enviado buenas señales sobre las posibilidades reales de revertir y contrarrestar el rezago y el atraso en que han sumido a Morelos los anteriores gobiernos.
Sin embargo, las pésimas condiciones financieras y operativas en que recibió la administración suponen retos que no serán nada sencillos de enfrentar. Podrían ser retos no de uno ni dos años, sino de todo el sexenio. Requerirán de decisiones firmes y mano dura en el ejercicio presupuestal, colaboración y comprensión. Y, por supuesto, de la erradicación de viejos vicios en la anquilosada estructura administrativa.
La primera parte quedó cumplida en estos primeros cincuenta días: demostrar que llegó al gobierno para trabajar. La segunda, la que viene, es comenzar a dar resultados palpables que puedan ser medidos y evaluados al concluir los cien días de su mandato, que justo se cumplirán el 8 de enero del 2025. Para ese momento, estaremos en posibilidad de hacer evaluaciones precisas no solamente del desempeño de la gobernadora, sino también de los funcionarios que la acompañan en tan importantes responsabilidades. Por supuesto, habremos de evaluarlos estadísticamente, de uno por uno.
Y para iniciados:
Tal vez habría convenido más a la titular de la Secretaría de Hacienda, Mirna Zavala Zúñiga, el uso de conceptos más claros y precisos para presentar y explicar la incorporación de lo que llamaron “tenencia vehicular”, para el paquete presupuestal del 2025, luego de haberse asegurado que no habría nuevos impuestos en Morelos. Según sus explicaciones, no se trata de la “tenencia”, como la conocíamos, sino de un “estímulo” para que los contribuyentes paguen sus refrendos de derechos vehiculares durante los primeroscinco meses del año. Mejor que llame a las cosas por su nombre, porque eso no es un “estímulo”, entonces, sino un recargo, una especie de interés moratorio que se aplicará a quienes no paguen los refrendos en el tiempo establecido. La explicación de Zavala Zúñiga generó más dudas que certezas. Al pan se le dice pan y al vino, vino. Y listo, para qué tantas vueltas.
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